Apatía, cansancio, sueño diurno, estado de ánimo bajo, debilidad física, falta de motivación e insomnio son algunos de los síntomas que provoca la conocida como astenia primaveral, reconocida por la comunidad científica como un trastorno transitorio. Sin embargo, esta primavera va a ser más complicada para ese 42% de la población española que lo padece habitualmente e incluso ganará nuevos adeptos debido al largo confinamiento al que nos obliga el Estado de Alarma por coronavirus. Hemos hablado con un experto para que saber cómo afecta al aislamiento a este síndrome típico del entretiempo.
La astenia primaveral es un trastorno primaveral que provoca en los seres humanos debilidad y fatiga. Los especialistas relacionan este cuadro con la bajada de los niveles de serotonina en sangre, las variaciones de temperatura y al cambio horario. "No debemos caer en el mito de considerarlo como una enfermedad. Más bien se trata de un conjunto de síntomas que, de hecho, puede aparecer durante todo el año, pero que se presenta de manera más acusada en esta época del año", señala Rafael Téllez, neurofisiólogo, psicólogo clínico y responsable de la Unidad del Sueño de la Clínica IMQ Virgen Blanca.
Son los ancianos y los niños los que más acusan este síndrome, sin embargo, en circunstancias normales, no suele durar más de dos o tres semanas. Pero este año, la llegada de la primavera nos ha pillado aislados en nuestros hogares. La mayoría de los españoles llevan ya cerca de siete semanas de cuarentena para tratar de frenar la curva de contagios de la COVID-19, por lo que es complicado diferenciar si el cansancio y la apatía se debe a la astenia y a la propia circunstancia de llevar tanto tiempo encerrados en nuestros hogares.
Los especialistas advierten que este encierro y la falta de estímulos alteran los ritmos biológicos y circadianos de nuestro organismo. "Influye, asimismo, la apatía y el estado emocional de estar aislado de la familia y amigos, el respeto de enfermar o que caigan enfermos nuestros seres queridos, las limitaciones laborales y un largo etcétera", asegura Guadalupe Blay, responsable del Grupo de Trabajo de Endocrinología y Nutrición de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
La reducción de exposición a la luz solar harán más evidentes los efectos de la astenia. "La carencia de vitamina D influirá en nuestros sistema inmunológico y nuestras defensas estarán más bajas de lo habitual", apunta la doctora. La primera medida para compensar este déficit sería aumentar, en la medida de lo posible, la insolación del cuerpo.
"Para ello desde terrazas, balcones o a través de las ventanas, los ciudadanos deberían tomar diariamente el sol 10 o 15 minutos en brazos, piernas y cara, en las horas centrales del día con el sol alto y procurando no quemar la piel”, recomiendan desde SEMG, que ante estas circunstancias sugieren no utilizar cremas de protección porque disminuyen mucho la producción de la vitamina D.
La segunda consideración a tener en cuenta para paliar los efectos de la astenia tiene que ver con la nutrición. “Debemos evitar factores estresantes como la cafeína y el alcohol, y los alimentos ricos en azúcar. Es aconsejable seguir el patrón de la dieta mediterránea o la atlántica y consumir cinco raciones de fruta y verduras. Además, tenemos que incrementar el consumo de lácteos ricos en vitamina D y pescados azules ricos en esta vitamina y en ácidos grasos omega 3", señala Blay.
"Los alimentos ricos en triptófano elevan nuestros niveles de serotonina. Su carencia conlleva un aumento del riesgo de astenia y ansiedad. Este aminoácido lo podemos encontrar en huevos, pescado, pollo, pavo, conejo, lácteos y frutos secos. Entre las frutas, la piña es rica en bromelina y el plátano en vitamina B6, por lo que ayudan a relajarnos”, subraya la especialista. También es importante una buena hidratación, incluso cuando no haya sensación de sed, respetar los horarios de las comidas y dormir entre siete y ocho horas.
Algunas investigaciones sobre el virus incluyen entre sus síntomas menos conocidos la astenia. La OMS, partiendo del análisis de los casos en China, reporta la incidencia de esta sintomatología en un 38,1% de los afectados por la enfermedad. Sin embargo, no hay que hacer saltar las alarmas si sentimos cierta apatía y fatiga. "La situación de estrés que estamos viviendo lleva a solapar los síntomas. En caso de astenia severa es aconsejable siempre contactar con nuestro médico de familia, pero no debemos alarmarnos, si solo presentamos ese síntoma", concluye la especialista.