Tristeza, apatía y escasa líbido, los principales síntomas que conlleva la astenia primaveral
La astenia primaveral está muy relacionada con los cambios biológicos que experimentamos durante el paso del invierno a la primavera
La primavera trae de la mano algunas dolencias que afectan especialmente a la población durante esta época del año. Una de ellas es la astenia primaveral, muy relacionada con todos los cambios biológicos que experimenta nuestro cuerpo durante esta etapa de transición entre el frío invierno y la llegada del buen tiempo. El aumento de las horas de sol también es un factor clave en este sentido, y el resultado es, para quienes padecen esta circunstancia, un estado de decaimiento físico y mental, somnolencia durante el día, desgana e incluso irritabilidad. ¿Qué es la astenia primaveral y cuál son sus síntomas?
¿Qué es la astenia primaveral y cuáles son sus síntomas?
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La astenia primaveral es una dolencia que se caracteriza por la sensación de decaimiento y cansancio, tanto físico como mental. También, tal y como señalan desde Sanitas, puede afectar a los ciclos de sueño. No se trata de una enfermedad en sí, y no requiere ningún tratamiento, aunque puede ser conveniente realizar ejercicio físico moderado, fijarnos unos horarios estables de descanso, llevar una vida ordenada y seguir una dieta sana.
Entre los síntomas de las astenia primaveral encontramos los siguientes:
- Apatía o pérdida de apetito
- Tristeza sin causa aparente
- Pérdida del apetito
- Pérdida de la líbido o deseo sexual
- Disminución de la concentración o pérdida de memoria
- Irritabilidad o cambios en el estado de ánimo
- Malestar general, dolor de cabeza
- Hipotensión arterial
Estos síntomas suelen ser pasajeros: normalmente la adaptación a la nueva situación exterior dura un par de semanas, tiempo suficiente para que el ritmo biológico del organismo se adapte a las nuevas condiciones de luz y temperatura.
No se conoce el origen exacto de la astenia primaveral -que afecta a alrededor del 10 % de la población-, pero se cree que está relacionada con una alteración en la concentración de endorfinas (la hormona de la felicidad). Nuestro hipotálamo (glándula del cerebro encargada de regular, entre otras cosas, la temperatura, la sed, el apetito, el sueño y la vigilia, y que segrega hormonas y neurotransmisores) sería el responsable de su regulación.
Así, durante las primeras semanas de la primavera aumentan las exigencias de energía a medida que aumenta el calor y la actividad diurna, y toca prepararse para esa nueva época, pero algunas personas pueden experimentar molestias notables durante ese proceso, hasta el momento en que nuestro organismo se ‘ponga al día’ con el exterior.
Además, es importante tener en cuenta que los síntomas de la astenia primaveral también pueden darse en otras dolencias y situaciones físicas y psicológicas, como la anemia, el hipotiroidismo, el embarazo, trastornos del sueño, periodos de estrés, ansiedad o depresión. También el exceso de trabajo y de ejercicio pueden causar astenia, casos en los que los síntomas no están relacionados con la primavera, aunque pueden intensificarse con su llegada, por el plus de esfuerzo que ésta trae de la mano.