El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pidió este fin de semana a los presidentes autonómicos, con los que mantuvo una videoconferencia, que antes del 10 abril facilitaran un listado de infraestructuras públicas y privadas que puedan ser acondicionadas para alojar a enfermos asintomáticos.
Esa es ahora la gran preocupación de China que siempre va por delante en esta epidemia que ya afecta a 1,3 millones de personas en el mundo. Y eso que el gigante asiático ya decidió tomar esta medida hace tiempo. De hecho, separó, además de enfermos y no enfermos; a los graves y a los leves. Mientras en los hospitales se encontraban los enfermos en estado grave, se llevó a los enfermos leves y los ciudadanos ya dados de alta a pequeños centros denominados 'Arca de Noé', donde se les aislaba para que no queden expuestos y puedan contagiar a más gente
Ahora que parece que por fin el pico de la curva ha tocado techo, habilitar espacios como hoteles o recintos públicos donde poder poner en cuarentena a los pacientes que den positivo pero sean asintómaticos o muestren síntomas leves parece ser una prioridad. El caso es cómo hacerlo sin saltarse el Estado de Derecho, porque una cosa es evitar el contagio y otra obligar a alguien a salir de su casa. Las autoridades sanitarias sospechan que los infectados asintomáticos son la principal causa de propagación de la enfermedad, y por ello dispondrán estos lugares conocidos como "arcas de Noé".
El ministro Salvador Illa ha dejado el titular del día como aviso a navegantes. "Nos enfrentamos a la mayor emergencia sanitaria en cien años", para momentos más tarde señalar que "debemos abordar la segunda etapa, que consiste en doblegar el pico y empezar la transición, que es la fase de desescalado". Para ello los test también son vitales.
Illa, a la hora de hablar de este arca de Noé ha dejado claro que estos aislamientos “serán voluntarios y respetuosas con los derechos y libertades que son necesarios en una democracia como la española. Podrían ser una opción para las personas que prefieran pasar el periodo de aislamiento en lugar de en su domicilio".Y no será fácil si no se sabe quién está contagiado por lo que el confinamiento debe ir acompañado de test. Un millón tiene listos el Gobierno.
"Se ha conseguido controlar los contactos de riesgo entre la población de una forma muy importante, lo que nos lleva hacia una suavización de la curva y a pensar de que, posiblemente, estemos llegando al pico máximo de incidencia", ha dicho, para avisar de que el objetivo actual se va a enfocar en evitar los contagios del nuevo coronavirus en los domicilios.
Dicho esto, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias ha recordado que los casos que se están identificando son los que acuden al médico, por lo que ha podido haber personas que han pasado la enfermedad y se han inmunizado sin haber acudido a los servicios sanitarios. Un hecho que, a su juicio, puede tener un impacto en el futuro y en futuras olas epidémicas.
Finalmente, Simón ha adelantado ya que hay un grupo de expertos trabajando en las medidas que habrá que tomar para hacer un descalado progresivo de todas las que se han implantado para contener el virus, si bien ha avisado de que no se puede "parar de golpe" lo que se está haciendo en estos momentos.
El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, ha asegurado este lunes a sus homólogos de la Unión Europea (UE) que "España mantiene intacto el Estado de derecho y el sistema de garantías de los ciudadanos" en el marco del estado de alarma decretado ante la pandemia del coronavirus COVID-19. El debate es para las personas que no se quieran confinar. Ese es el debate y se pedirán los informes pertinentes y se estudiará pero el Estado de alarma mantiene vigente el Estado de derecho, ha señalado el ministro.
La Ley de Medidas Especiales en Salud Pública, de 1986, establece que las autoridades podrán adoptar medidas de hospitalización cuando haya un “peligro para la salud de la población”, pero habrá que ver cómo el Gobierno modula la apuesta después de haber usado la denostada ley mordaza durante esta crisis.
El Gobierno es consciente de la necesidad de estos Arcas de Noé pero aún no está claro cómo se van a equilibrar libertades y seguridad sanitaria en este sentido.