Controlar una epidemia no es tarea fácil. Lo demuestra el hecho que que la OMS tardara lo suyo en declarar pandemia el coronavirus, que se mantuviera un tiempo aplaudiendo la ralentización en vez de medidas más duras o que ahora diga que el uso de mascarillas debe ser para los sanitarios y no para los ciudadanos mientras en Lombardía y la Toscana han decidido que sea obligatorio para salir a la calle.
Mucho menos fácil es establecer cómo controlar una pandemia, ya que este concepto implica, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la propagación a escala mundial (y no solo local) de una nueva enfermedad. Así, una pandemia, por su calado y por su grado de expansión a escala internacional, supone un nivel superior de peligrosidad con respecto a las llamadas epidemias, que afectan a zonas más concretas. ¿Qué dice la OMS sobre la forma de controlar pandemias? ¿Cuáles son las vías para controlar la pandemia por coronavirus?
Tal y como recoge la propia OMS en este documento (bajo el nombre 'Preparación y respuesta ante una pandemia de influenza’, publicado en 2009 y traído a colación a raíz de esta nueva crisis sanitaria), las fases de la pandemia definidas por la propia OMS se establecieron en 1999 y se revisaron en 2005. Son aplicables en todo el mundo y proporcionan un marco mundial para ayudar a los países a prepararse para una pandemia y planificar las respuestas.
En la revisión de 2005, la OMS mantuvo el enfoque de seis fases para facilitar la incorporación de nuevas recomendaciones y criterios a los planes nacionales de preparación y respuesta existentes. La agrupación y la descripción de las fases pandémicas fueron revisadas para facilitar su comprensión, hacerlas más precisas y basadas en fenómenos observables. Así, las fases 1 a 3 corresponden con los preparativos, que incluyen el desarrollo de capacidades y actividades de planificación de respuestas. Mientras, las fases 4 a 6 "indican claramente la necesidad de acciones de respuesta y de esfuerzos de mitigación”. Además, se establecen períodos después de la primera ola pandémica para facilitar las actividades de recuperación post-pandémica.
La OMS asegura que, durante las fases 1 a 3, las medidas deben centrarse en la “producción, ejecución, ejercicio y armonización de los planes nacionales de preparación y respuesta ante una pandemia con los planes nacionales de respuesta y preparativos para situaciones de emergencia”. Ello se aplica tanto a los países afectados como a los no afectados.
En cuanto a la Fase 4, los países afectados deben prepararse para una contención rápida, mientras que los no afectados deberán prepararse para la respuesta antipandémica. Ya en las Fases 5 y 6, los países afectados prepararán una respuesta antipandémica (cada país pone en marcha las medidas requeridas en su plan nacional) y los no afectados tendrán que prepararse para la respuesta inminente.
La OMS asegura que durante el período posterior al de máxima actividad, los niveles de pandemia en la mayoría de los países con un sistema de vigilancia adecuado "habrán descendido por debajo de los observados en el punto máximo!. Esto indica que la actividad pandémica estaría disminuyendo, aunque resulta incierto si ocurrirán nuevas olas y los países "deberán prepararse para ellas”. Por eso, en esta etapa cada país debe centrarse en la “evaluación de la respuesta; revisión de los planes; y recuperación".
Las pandemias anteriores se han caracterizado por olas de propagación de actividad durante meses. Una vez que baja el nivel de actividad de la enfermedad, una tarea fundamental de la comunicación es equilibrar esa información con la posibilidad de otra ola. Entre dos olas pandémicas pueden transcurrir meses, por lo que una señal inmediata de “se acabó” puede ser prematura.
En el período post-pandémico "es importante mantener la vigilancia y actualizar adecuadamente los planes de preparación y de respuesta a una pandemia. Asimismo, puede ser necesaria una fase intensiva de recuperación y evaluación”, asegura la OMS en este informe.
Este enfoque escalonado tiene por objeto ayudar a los países y demás interesados directos a prever cuándo ciertas situaciones requerirán que se tomen decisiones y a decidir en qué momento ejecutar las medidas principales. Como se estipula en los lineamientos del 2005, cada una de las fases se aplica en todo el mundo una vez anunciada. Sin embargo, cada país se verá afectado en momentos distintos. Además de la fase pandémica anunciada a escala mundial, los países pueden querer matizarla más en función de su situación nacional específica. Por ejemplo, considerar si el virus potencialmente pandémico está causando enfermedad dentro de sus propias fronteras, en países fronterizos o en países cercanos.
Es importante recalcar que las fases no se elaboraron como predicción epidemiológica, sino para orientar a los países en la ejecución de actividades. Si bien las fases posteriores pueden correlacionarse en términos generales con el aumento del nivel de riesgo de pandemia, el hecho es que en las tres primeras fases se desconoce dicho riesgo. Por lo tanto, es posible enfrentar situaciones que entrañen un mayor riesgo pandémico, pero no den lugar a una pandemia.
Por otro lado, a pesar de que los sistemas mundiales de vigilancia y seguimiento de la influenza han mejorado mucho, también es posible que los primeros brotes de una pandemia no se detecten o reconozcan. Por ejemplo, si los síntomas son leves y no muy específicos, un virus con potencial pandémico puede circular de modo relativamente generalizado antes de detectarse, con lo cual se puede saltar a escala mundial de la fase 3 a las fases 5 ó 6. Si las operaciones de contención rápida tienen éxito, la fase 4 puede revertir a la fase 3.