El actor Antonio Resines ha hablado en Informativos Telecinco sobre su ingreso por coronavirus en una unidad de cuidados intensivos. "Llegué a pedir que me mataran, fue por el agotamiento", ha asegurado en referencia a las seis semanas que estuvo en el hospital Gregorio Marañón.
"Hubo un momento en que tiré la toalla, prefería irme. Ya no aguantaba más. Coincidió con el peor momento, cuando estaba muy mal. Me agotaba de tal forma que ya no quería seguir. Pedí a los médicos que me pegaran un tiro. No me lo dieron, evidentemente, pero se lo pedí en serio. Me quería ir porque no aguantaba", ha añadido.
Ha recordado que su situación era muy grave y el jefe de intensivistas se lo transmitió cuando salió de la UCI. "Me dijo que tuve entre un 95% y un 97% de posibilidades de morir", ha explicado para añadir que no le ha quedado ninguna secuela.
A continuación, el intérprete ha agradecido a los sanitarios cómo le trataron y salvaron la vida: "La UCI del Marañón es una cosa asombrosa, sin ellos yo no estaría aquí". Una vez más, ha pedido vacunarse del coronavirus a quien todavía no lo haya hecho. Sobre el paso de quitar la mascarilla en interiores, ha indicado que él "la mantendría, razonablemente", pero no en exteriores.
El actor recibió el alta tras pasar ingresado 48 días en el hospital Gregorio Marañón (Madrid). Del total, 36 jornadas las pasó en la unidad de cuidados intensivos y 12 en planta, donde hizo parte de la recuperación. "Aquí estamos otra vez dando guerra", dijo tras recibir el alta a principios de febrero.
Resines, que tenía la pauta de vacunación completa frente al covid, es paciente de riesgo. Padece artritis psoriásica, para la que recibe tratamiento inmunodepresor. Anteriormente, superó un cáncer de colon y una angina de pecho.
"Cuando te enfrentas a la incertidumbre de vivir o morir no te queda otra que confiar. No existe nada que no tenga solución, excepto ya sabes el qué ―muerte―, así que no te amargues y disfruta del camino, que para eso hemos venido", explicó en un comunicado.