El 19 de marzo, cuando gran parte de los Estados Unidos cerró para contener el nuevo coronavirus, el cardiólogo genético Michael Ackerman y su esposa condujeron 7 horas y media para recoger a su hijo de la universidad y llevarlo a casa. En la radio escucharon a expertos médicos debatir sobre la cloroquina y la hidroxicloroquina, dos medicamentos antipalúdicos que el presidente del país, Donald Trump, acababa de promocionar en una conferencia de prensa, a pesar de que no hay evidencia concluyente de que puedan tratar el COVID-19.
Un médico en el programa afirmó que los medicamentos han demostrado ser completamente seguros porque se han usado contra la malaria durante décadas y también se usan para domar las células inmunes hiperactivas en el lupus y la artritis reumatoide. "Me estaba volviendo loco en el auto", recuerda Ackerman.
En la Clínica Mayo, Ackerman trata a pacientes predispuestos a arritmias cardíacas debido a afecciones genéticas. La cloroquina y la hidroxicloroquina, asegura, tienen un efecto secundario potencialmente fatal: pueden causar un tipo de ritmo cardíaco irregular que a veces conduce a un paro cardíaco. "El efecto secundario es raro, esa es la gran noticia", dice Ackerman.
Ackerman pronto escuchó otra perspectiva que le preocupaba: en la batalla contra el coronavirus, el riesgo de arritmia era "fuego amigo" que los médicos tendrían que aceptar. Así que él y sus compañeros redactaron lo que llamaron "orientación urgente", publicado el 25 de marzo en 'Mayo Clinic Proceedings'. Explicaron que los médicos pueden prevenir las muertes identificando y monitoreando a las personas con mayor riesgo, y si aparece una arritmia, retirando los medicamentos o tomando otros medidas para estabilizar el corazón.
El tratamiento de COVID-19 con hidroxicloroquina, un derivado de la cloroquina que generalmente se cree que tiene efectos secundarios menos graves, se ha convertido en estándar en muchos hospitales. El medicamento a menudo se combina con el antibiótico azitromicina, que según algunos estudios también tiene efectos antivirales.
La Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos autorizó el uso de emergencia de cloroquina e hidroxicloroquina para pacientes con coronavirus. Pero ningún gran ensayo aleatorizado ha demostrado que estos medicamentos, solos o en combinación con azitromicina, sean efectivos contra la enfermedad.