La hidratación es indispensable para el buen funcionamiento del organismo, que el cuerpo mantenga el nivel correcto de agua para permitir que se produzcan las reacciones químicas vitales y que los nutrientes se transporten a los órganos y tejidos. Una óptima hidratación también es fundamental para asegurar una buena digestión, la evacuación de desechos y es de gran ayuda para promover el proceso natural de depuración del cuerpo. Además, es clave para el buen funcionamiento cerebral.
El consumo óptimo de agua ayuda a convertir los alimentos en energía, amortigua y protege a los órganos vitales, regula la temperatura del cuerpo y es esencial para que los sentidos funcionen adecuadamente. Tomar mucha agua también es un gran hábito de belleza, que nos asegura una piel radiante.
Es bien sabido que la sandía, el melón, el pepino, el apio, la manzana, el kiwi, los tomates, las naranjas, los pimientos y los vegetales de hoja verde son unos maravillosos aliados de la buena hidratación. Sin embargo, pocas veces nos detenemos a pensar en aquellos alimentos y bebidas que estimulan la deshidratación, si bien existen algunos bastante evidentes. Un estudio liderado por la Universidad de Harvard comprobó que las bebidas azucaradas, en lugar de quitar la sed, causan deshidratación (entre otras graves afectaciones a la salud).
Cinco alimentos y bebidas deshidratantes:
Café. Es considerado una bebida saludable y de las más consumidas en todo el mundo, se relaciona con grandes beneficios para la salud, los cuales se asocian a su excepcional contenido en antioxidantes. Lo cierto es que cuando se consume en exceso puede actuar como un agente diurético, ya que las altas dosis de cafeína incrementan el flujo de sangre hacia los riñones e inhibe la absorción de sodio. Esto se deriva en una mayor producción de orina, que puede promover los procesos de deshidratación sobre todo cuando no hemos bebido el agua suficiente.
Carnes y embutidos. Las carnes procesadas y los embutidos son alimentos con los que de manera general hay que tener cautela, esto se debe a su proceso de elaboración que se distingue por el uso de grasas, conservadores y mucho sodio. De manera particular su alto contenido en sal, aumenta su concentración en la sangre y se envía la señal de sed al cerebro. Esa hormona se pone en marcha y tiende a derivarse en diferentes niveles de deshidratación y retención de líquidos en los riñones. También al ser alimentos altamente procesados son más difíciles de procesar sobre todo para el sistema digestivo y tienden a consumir gran parte de las reservas de líquido del organismo.
Pescados ahumados, rebozados y en conserva. Este tipo de productos se caracterizan por ser pescados ahumados, entre los principales se encuentran productos como el salmón, el arenque, el atún y las sardinas enlatados. Si bien son alimentos de consumo cotidiano y representan una fácil alternativa para los días con poco tiempo, se caracterizan por estar elaborados con un alto contenido en sal, se estima que cada 100 gramos de estos pescados ahumados aportan 2.000 miligramos de sodio. Esto se debe a su proceso de elaboración, en el cual agregan mucha sal para potenciar su sabor, textura y alargar su tiempo de conservación. Un buen consejo para consumirlos es drenarlos y enguagarlos con agua limpia, también es recomendable mezclarlos con vegetales que se distingan por su alto contenido en agua, como es el caso del apio, la cebolla, los tomates, el pepino, los vegetales de hoja verde y el limón.
Frutos secos. Pertenecen a una de las categorías de alimentos más saludables, se relacionan con su alto potencial nutricional y energético; son ricos en proteínas, fibra, antioxidantes, minerales y grasas saludables. El problema viene cuando consumimos las versiones de frutos secos fritos y salados, es por ello indispensable seleccionar nueces, almendras, anacardos, pistaches, piñones, avellanas y semillas en sus versiones naturales, para así obtener en su totalidad sus grandiosas propiedades terapéuticas.
Alcohol. El consumo de alcohol se relaciona con diversas alteraciones para la salud y el funcionamiento del organismo. Entre las principales afectaciones de un alto consumo se encuentra que actúa como un agente deshidratante, se debe a que el alcohol inhibe la producción de la hormona antidiurética (HAD), la cual es la responsable de regular y mantener en equilibrio los líquidos corporales. Cuando esta hormona se libera de manera habitual, los riñones aumentan la reabsorción del agua, evitando la deshidratación. Es por ello que un efecto muy normal del consumo de alcohol, es un considerable aumento en la producción de orina y la deshidratación que causa también se relaciona directamente con la resaca. Procura limitar el consumo de alcohol y siempre acompañarlo con agua.