Tener higiene en la cocina no significa que haya que meter debajo del grifo todos los alimentos que nos vayamos a comer. De hecho, sería contraproducente. Lavar algunos productos provoca el crecimiento de bacterias y, por tanto, intoxicaciones alimentarias. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) nos recomienda no lavar una serie de alimentos antes de cocinarlos o consumirlos:
Aunque muchas veces veamos que están cubiertos de heces o paja, los huevos son uno de esos alimentos que no hay que lavar. Ni antes de meterlos en la nevera ni cuando vayan a usarse. La clave está en la cáscara, que además de ser porosa tiene una fina capa de cutícula que la impermeabiliza e impide que los gérmenes pasen al interior. Lavar el huevo podría eliminarla y dejar vía libre a las bacterias.
Sin embargo, sí que hay que tener cuidado de que el exterior del huevo manche el interior al cascarlo. Tampoco es conveniente utilizar la cáscara para separar la clara de la yema, ni cascar el huevo en el borde del recipiente (sartén o plato) donde se vaya a echar.
Según un estudio en el Reino Unido, más del 40 por ciento de la gente lava el pollo antes de cocinarlo, una acción que aumenta el riesgo de toxiinfección alimentaria. Para reducir ese riesgo lo que sí que se recomienda es cocinar bien el pollo y no dejarlo semicrudo. También se debe evitar utilizar la misma tabla o los mismos utensilios de cocina que se usan para el pollo crudo para manipular otros alimentos.
Los filetes de cerdo y de ternera no deben lavarse, aunque en este caso lo que se pretende es que muchos de los nutrientes, sabores y aromas se pierdan con el agua. Si este tipo de carne se cocina bien no hay riesgo alguno de intoxicación alimentaria.
Las setas, silvestres o cultivadas, son un caso similar al de los filetes de cerdo o ternera. Ponerlas bajo el grifo les hacer perder mucho sabor y aroma, además de que recogen mucho agua que hace que queden peor al cocinarlas. Lo que sí es conveniente hacer es pasarlas un trapo húmedo o un cepillo si tienen tierra suelta. La OCU también recomienda escaldar las setas en agua hirviendo si se van a añadir a un guiso y no comerlas si no han sido previamente cocinadas.
Las verduras que se compran en bolsa como las espinacas, las acelgas o las ensaladas ya han sido lavadas con algún desinfectante en baja dosis para evitar patógenos, por lo que volver a lavarlas no tiene mucho sentido.
Entonces, ¿cuáles son los alimentos que sí debemos lavar? Pues no existen reglas fijas, porque para ello hay que conocer el producto y la manera en la que se va a preparar, pero estos son algunos alimentos que sí deberían lavarse antes de cocinar o comer: