Cuando se trata de cuidar nuestra alimentación, es importante conocer qué efectos tiene cada producto que consumimos en nuestra nutrición y en nuestro bienestar. Muchas veces determinadas sensaciones que nos incomodan pueden evitarse fácilmente si sabemos qué las provoca, y esto se aplica a la perfección a los molestos gases que podemos padecer de vez en cuando. Existen alimentos que tienen la capacidad de favorecer este efecto en nuestro organismo, por lo que moderar o suprimir su consumo puede ayudarnos a sentirnos mejor. ¿Cuáles son los alimentos que dan gases? ¿De qué modo introducirlos en nuestra dieta sin que suponga un problema?
Es cierto que existen productos que tiene la capacidad de provocar más gases que otros pero, en general, si logramos integrarlos en nuestra dieta de forma equilibrada, esta circunstancia no tiene por qué suponer un problema. Muchas veces se trata simplemente de evitar excesos y de consumir las cantidades adecuadas, sin tener por qué erradicar ciertas sustancias que, dejando de lado esta molesta sensación, resultan beneficiosos para nuestro organismo.
Estos son algunos alimentos que dan gases:
Cereales integrales, frutas y verduras frescas... son alimentos que contienen mucha fibra y que resultan imprescindibles en cualquier dieta equilibrada. Nos ayudan a regular nuestro tránsito intestinal y a evitar el estreñimiento.
Sin embargo, consumir fibra en exceso puede provocar gases y molestias intestinales. La cantidad adecuada es de unos 25 a 30 gramos diarios y, si no estás acostumbrado a estos niveles, lo mejor es ir aumentando su presencia en tu dieta de forma gradual para evitar sorpresas desagradables.
Puestos a elegir, ten en cuenta que verduras como la col, la coliflor, las coles de Bruselas, el brócoli, las berzas, los nabos, los rábanos, la lechuga, el repollo, las alcachofas, la cebolla cruda, las acelgas, el pimiento, las alcachofas, las espinacas, el pepino y los espárragos provocan más gases. Lo mismo se aplica a frutas como la piña, la ciruela, el plátano o las uvas pasas.
Por último, los cereales (sobre todo los integrales), arroz y pan de harina integral también son más ‘gaseosos’.
Son, sin duda, parte imprescindible de una dieta sana, pero todos sabemos que, en exceso, pueden hacernos sentir hinchados y provocar digestiones pesadas. Además de moderar su consumo e integrarlas con otros alimentos para reducir este efecto, determinados trucos pueden ayudar a mitigar la producción de gases. Por ejemplo, mantenerlas en remojo un largo tiempo antes de cocerlas, o consumirlas en puré. También es conveniente evitar su consumo en las cenas para mejorar la calidad de tu sueño.
Cuando freímos un alimento estamos multiplicando la presencia de aceite, lo que aumenta las calorías del plato y dificulta la digestión, haciéndola más lenta y complicada. A veces, es el resultado es mayor presencia de gases. Ante la duda, opta por una forma de cocinar más sana: tu cuerpo lo agradecerá y te sentirás mucho más ligero.
Lógicamente, las bebidas gaseosas contienen gas que pasa directamente a tu sistema digestivo y que puede provocar incomodidad durante la digestión. Además, estas bebidas no suelen ser muy sanas, ya que se asocian con una presencia elevada de azúcares. Te harás un favor si las eliminas de tu dieta o si reduces su consumo a mínimos. El agua es tu mejor aliado para mantenerte hidratado. Por otro lado, la cerveza, y también el vino, favorecen la presencia de gases en tus sistema digestivo.