Si te has expuesto al frío helador y te han salido habones en la piel es probable que tengas urticaria a frigore (por frío), una alteración que se produce por la liberación de una serie de sustancias por parte de las células (mastocitos) que están más expuestas a bajas temperaturas. Es una dolencia crónica de baja prevalencia para la que no existe un tratamiento específico, pero resulta muy molesta para aquellos que la padecen, sobre todo cuando el frío es una constante. Pero el problema va más allá, porque los afectados también sufren brotes con las inmersiones en el mar y en piscinas, al consumir alimentos muy fríos o exponerse al aire acondicionado.
Los médicos desconocen su origen real, pero afecta, sobre todo, a niños y a jóvenes menores de 30 años. "Nadie sabe exactamente qué causa la urticaria por frío. Algunas personas parecieran tener células de la piel muy sensibles, debido a un rasgo hereditario, un virus o una enfermedad", señala el doctor Javier Subiza, miembro de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
Según el doctor Antoni Vives Argilagós, del Hospital de Llobregat, "se caracteriza por la aparición de habones pocos minutos después de la exposición al frío y las lesiones aparecen en la zona de aplicación cuando es producida por el contacto de objetos fríos". Esta alteración de la epidermis suele ir acompañada de picor, enrojecimiento (eritema) e hinchazón. Asimismo, estos síntomas también pueden aparecer tras la ingesta de alimentos y bebidas muy frías y son las manos y la cara donde suelen localizarse las lesiones.
En los casos más graves, donde se produce una reacción mayor, los síntomas resultan más graves como dolor abdominal, dificultad para deglutir y respirar, incluso mareos o pérdidas de conocimiento, señalan desde le Servicio de Alergología del Hospital Universitario Quirón Salud Madrid. "Si un paciente en esta categoría sufre una inmersión en agua fría podría sufrir una reacción generalizada con una liberación de histamina que puede, incluso, comprometer la vida”, señala la doctora Marta Ferrer, directora del Departamento de Alergología e Inmunología Clínica de la Universidad de Navarra.
El diagnóstico suele basarse en la historia clínica del paciente y en el test de provocación del cubito de hielo. Al paciente se le coloca en la piel un cubito de hielo envuelto en plástico durante 10 minutos para estimular a los mastocitos y pasados otros diez comprobar si hay un habón con la misma forma del cubito. "Aparece de forma inmediata y desaparece entre 30 minutos y las dos horas siguientes a la reacción, cuando la piel se calienta de nuevo", indica la especialista.
"Es muy raro que la primera manifestación sea una anafilaxia al tirarse a la piscina o bañarse en el mar. El paciente se da cuenta que cuando llega el invierno y sale a la calle, las zonas expuestas al frío (cara, cuello y manos fundamentalmente) se le enrojecen o le salen ronchas", asegura.
Ferrer recuerda que su incidencia no es muy elevada, pero desde sus consultas han observado un aumento del número de casos en los meses del invierno. Por eso, desde la SEAIC, recomiendan a los afectados prevenir la exposición al frío con ropa de abrigo y llevar consigo la mediación necesaria (epinefrina o corticoides). Además, es importante que adviertan al cirujano de esta dolencia en caso de tener que someterse a una cirugía, debido al frío del quirófano o intervenciones que necesitan de una bajada de temperatura corporal.
Asimismo, se desaconseja el consumo de bebidas frías o helados, "porque podría provocar un edema de glotis", subraya, y se recuerda que en los casos en los que la urticaria es más intensa los pacientes no deben sumergirse de golpe en agua fría, incluso en verano, "porque se produciría una reacción generalizada (anafilaxia) por una liberación masiva de histamina o muerte por ahogo", advierten desde la sociedad médica.
En los casos leves, se debe seguir un tratamiento de antihistamínicos, según la doctora Ana Novalbos Wischer, alergóloga del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, de manera especial en la época más fría del año y no olvidar el uso de ropa de abrigo, medidas "suficientes para controlar los síntomas", concluye.