Humidificadores en invierno: cómo usarlos con la calefacción puesta
El nivel ideal de humedad relativa para que un espacio sea confortable debe estar entre el 40 y el 50% en invierno
Con la llegada del invierno y la consecuente bajada de temperaturas, las calefacciones y otros sistemas de aporte de calor empiezan a funcionar a toda mecha. Basta que caigan por debajo de 20 grados para que, en ausencia de actividad física, muchas personas necesiten conectar un sistema de calefacción que haga confortable el lugar en que viven o trabajan.
Pero la calefacción hace que el ambiente se vuelva seco, pudiendo afectar a la calidad de la piel, del pelo y a la salud en general. La solución no es apagarla y forrarte de ropa, la solución pasa por colocar humidificadores que sean capaces de neutralizar la sequedad provocada por los efectos de la calefacción.
Efectos de las calefacciones en la piel y el cabello
El frío, los cambios bruscos de temperatura y los ambientes secos son grandes enemigos de la piel y el cabello. Uno de los problemas fundamentales de las calefacciones es que resecan el ambiente y propician la deshidratación, que en el pelo provoca efectos como pérdida de brillo y volumen, debilitamiento, rotura, caída, carga de electricidad estática o encrespamiento.
La piel también se ve afectada por la sequedad en el ambiente, provocando deshidratación y problemas cutáneos como la descamación, el o la sensibilidad a ciertos agentes externos como el frío o la contaminación.
Efectos de la calefacción en la salud
Del mismo modo que la piel y el cabello se ven afectados por las calefacciones, éstas también repercuten negativamente en la salud en general: reseca las fosas nasales y la garganta propiciando el desarrollo de microorganismos, incrementa la sensación de embotamiento favoreciendo los dolores de cabeza, aumenta la fatiga ocular y el cansancio en general.
Cómo puede ayudar un humidificador
Según los parámetros establecidos en el RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios), el nivel ideal de humedad relativa para que un espacio sea confortable debe estar entre el 40 y el 50% en invierno y entre el 45 y el 60% en verano. Por debajo de estos valores proliferan bacterias, virus y afecciones respiratorias, mientras que por encima se favorece la aparición de hongos, moho y trastornos alérgicos.
En invierno, con el uso de sistemas de aporte de calor, se suele resecar el ambiente y por eso es recomendable el uso de humidificadores, aparatos que almacenan agua y la evaporan a través de calor o mediante un sistema de ultrasonidos. Su uso ayuda a climatizar el espacio contrarrestando la sequedad provocada por las calefacciones, equilibrando los niveles mínimos de humedad necesarios para evitar problemas de salud y manteniendo un ambiente agradable.
Entre los beneficios que proporciona el uso de humidificadores en espacios cerrados hay que señalar que ayuda a la limpieza del aire, a descongestionar las vías respiratorias, reduce la rinitis, la sinusitis, el carraspeo y la conjuntivitis por irritación de las mucosas, además disminuyen la sequedad de la piel y el cabello, evitando la electricidad estática.