El número de casos de COVID-19 confirmados en el mundo asciende a más de dos millones, y cada país afronta la pandemia aplicando sus propias medidas de contención. Ante una crisis que no entiende de fronteras, esta dinámica podría desatar rebrotes del virus si no se da una respuesta global y se aplica una "solución conjunta" a nivel mundial. Así lo advierte en una entrevista con EFE Rafael Vilasanjuan, director de Análisis del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).
"Sin cooperación no vamos a acabar con este virus y, por lo tanto, tan necesario como los recursos que invertimos aquí es que volvamos a poner la salud en el centro del desarrollo global", reflexiona Vilasanjuan. Y es que el riesgo para los países una vez pasada la emergencia está en los casos importados de otras zonas geográficas, especialmente sin una vacuna efectiva que difícilmente llegará antes de "la primavera del año que viene". Esa vacuna es la preocupación principal de los científicos, pero también lo es conseguir fármacos que mitiguen los contagios, así como tratamientos para pacientes ya infectados.
Vilasanjuan subraya que "ha habido más coordinación entre centros científicos que entre instituciones políticas de la misma Unión Europea", una situación "a analizar y a corregir" de cara a afrontar futuros retos globales. "Hay políticos, como el británico laborista Gordon Brown, que han señalado que la Organización Mundial de la Salud debería ser un ministerio de salud mundial, con recursos compartidos y con capacidad para tomar decisiones ante grandes epidemias", una propuesta que aseguraría el apoyo a países de rentas bajas, según el director de ISGlobal.
El también periodista se resiste a comparar esta crisis con una guerra, entre otras cosas, "porque no hay más trinchera que la salud pública, a pesar de que ha provocado una catástrofe humanitaria exactamente igual a la causada por conflictos bélicos". "La Segunda Guerra Mundial generó inseguridad para la economía de muchos países, y por eso se crearon la ONU, los acuerdos de Bretton Woods o el Banco Mundial. Ahora tendremos que hacer una reflexión similar, ya que una pandemia nos ha hecho parar la economía porque somos incapaces de dar respuesta a la emergencia, y habrá que investigar qué nuevos mecanismos globales necesitamos".
Sin mecanismos globales de actuación, África, que recientemente ha detectado un nuevo caso de ébola, se enfrenta ahora a una pandemia que amenaza con hacer estragos en su "enormemente débil" sistema sanitario, con países como Kenia, donde hay más de 50 millones de habitantes y "solamente 130 camas de UCI, el equivalente a un hospital pequeño de Barcelona", según Vilasanjuan.
También el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha insistido en que África, "al igual que durante la crisis climática", podría sufrir también "los mayores impactos" derivados de la pandemia. Ha abogado por la solidaridad y la cooperación a todos los niveles para hacer frente a la pandemia, pues "al igual que con la crisis climática, el continente africano podría terminar sufriendo los mayores impactos".
Vilasanjuán, también ex secretario general de Médicos Sin Fronteras, avisa de que en África no se han podido distribuir test masivos para detectar el coronavirus y que, por lo tanto, las cifras que se reflejan de contagios -más de 15.000- y de muertes -alrededor de un millar- "no son ni de lejos las que están realmente ocurriendo".
Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha dado un paso más allá y ha vaticinado que "África no se salvará", pues una crisis económica como la que previsiblemente vendrá amenaza con revertir los logros que con tantos esfuerzos ha cosechado el continente. El último informe del FMI para la zona subsahariana del continente africano contempla una caída en el crecimiento de la región del 1,6 por ciento, sumado al desplome de los precios de las exportaciones de productos clave como consecuencia de las "severas interrupciones" en la actividad económica provocadas por la pandemia.
El director regional de la OMS para Europa, Hans Henri P. Kluge, ha avisado de que Europa sigue estando en el "ojo de la tormenta" del Covid-19, y ha pedido a los países que cuando inicien la desescalada de las restrictivas medidas implantadas para contener al virus se guíen por los principios de salud pública. En ese sentido, ha subrayado que en los últimos 10 días se ha duplicado el número de infectados en Europa, llegando casi al millón de personas. Unos datos que evidencian que el continente europeo cuenta con el 50 por ciento de la carga global del Covid-19.
"No se equivoquen, a pesar de este clima primaveral, permanecemos en medio de una tormenta. Varios países aún no han sentido su pleno impacto, mientras que otros están experimentando una caída ya que la cantidad de nuevos casos de Covid-19 está disminuyendo", ha detallado. Por este motivo, Kluge ha pedido "no bajar la guardia" y ha destacado la importancia de que los gobiernos estudien bien las medidas que van a llevar a cabo para comenzar a levantar las restricciones.
"Podemos detener al virus cuando implementamos medidas comprobadas, garantizando que podamos identificar, aislar y probar todos los casos sospechosos, poner en cuarentena y controlar la salud de todos los contactos cercanos; brindar atención a quienes lo necesitan; y garantizar distanciamiento físico si es necesario", ha zanjado.