El pequeño pueblo de Point Roberts es una anomalía geográfica. Está ubicado en una península de 8 kilómetros cuadrados conectada únicamente a Canadá, pero se extiende justo debajo del paralelo 49, por lo que es oficialmente parte de los Estados Unidos. Washington sería el estado estadounidense más cercano, pero llegar ahí directamente solo es posible por avión, ferry o barco. Hacerlo por tierra implica atravesar territorio canadiense.
Sin embargo, es este singular aislamiento lo que ha ayudado a mantener a sus 1.300 residentes fuera de la onda de la pandemia de coronavirus. Al menos, por el momento. "Probablemente sea el lugar más seguro para estar en el país", asegura a 'The Guardian' Pamala Sheppard, de 65 años, una de las lugareñas Point Roberts. "Debido a que nuestras fronteras están cerradas, somos como una isla en este momento", agrega.
En un esfuerzo por frenar la propagación del virus, el mes pasado, Estados Unidos y Canadá acordaron cerrar temporalmente sus fronteras a todos los viajes no esenciales. Si bien los alimentos, el combustible y otros productos aún pueden pasar, todos los demás enfrentan requisitos mucho más estrictos. La decisión cerró en gran medida la ciudad, ya bastante aislada de los visitantes canadienses, pero también del resto de su propio país.
Christopher Carleton, jefe de bomberos de Point Roberts, indica que en un fin de semana típico en 2019 la ciudad veía a unos 2.000 coches cruzar frontera, muchos de ellos turistas. Ese número ahora ha caído por debajo de 100. Los residentes de Point Roberts aún pueden cruzar la frontera para viajes esenciales, como las citas con el médico y la recogida de medicamentos recetados. Pero cualquier persona que intente entrar en la ciudad que no sea residente y que no tenga una familia a quien atender tendrá dificultades para pasar entre los agentes fronterizos.
"Económicamente está perjudicando a nuestra comunidad, como con cualquier comunidad que esté pasando por esto en este momento, pero en cierto sentido también la protege", explica Carleton, que corrobora que no hay casos conocidos de Covid-19 en la comunidad. Sí hay un ciudadano viajó a los Estados Unidos continentales para un diagnóstico, pero hasta ahora no se han reportado casos.
Y es que un brote de coronavirus en Point Roberts podría ser devastador. Carleton recuerda que aproximadamente el 70% de sus residentes son mayores de 60 años, el grupo de edad considerado de mayor riesgo de enfermedad grave si está infectado. La ciudad solo tiene una clínica con una enfermera practicante y un asistente médico, y si bien tiene Servicios Médicos de Emergencia (EMS) preparados para responder a cualquier paciente que reporte síntomas de coronavirus, los paramédicos tendrían que transportar pacientes gravemente enfermos al territorio continental de EEUU para llegar a un hospital. Los pacientes solo podrían ser transportados por tierra a través de Canadá o en helicóptero.
Con todo, Point Roberts respeta las medidas de distanciamiento social implementadas por el gobernador de Washington, Jay Inslee, incluido el mandato de quedarse en casa, que implica la prohibición de todas las reuniones y el cierre de todos los negocios no esenciales.
Sheppard cuenta que esto es bastante fácil, dado el espacio que todos tienen para distribuirse. El día que habló con 'The Guardian', ella y su esposo planeaban salir a la playa con algunos amigos. Cada uno se sentaría a 10 pies de distancia, y esperaban no ver a nadie más al mismo tiempo. Y cuando deja su propiedad de medio acre para ir a la tienda de comestibles local, usa una máscara y guantes.
Pero también ha notado el impacto económico del brote de primera mano. Su tienda, Auntie Pam's Country Store, que vende de todo, desde jabón orgánico hasta bufandas de cachemir, tuvo que cerrar hace unas semanas porque no se considera un negocio esencial. Sheppard bromea diciendo que la tienda es la "atracción turística número uno" en la península, ya que en realidad no hay otras tiendas en la comunidad aparte de su establecimiento. Sinembargo, dmite que si no puede abrir durante la temporada veraniega tendría que cerrar lo que llama su "tienda de sus sueños" para siempre.
Theresa Coe, de 57 años, que trabaja en la Marina Point Roberts, cuenta que ha notado menos barcos entrando y saliendo de la ciudad, probablemente debido al hecho de que la mayoría en la marina son de propiedad canadiense. Toda la pesca recreativa también se ha cerrado en el estado de Washington hasta al menos el 4 de mayo. Coe, que vive en Point Roberts desde 2008, dice que conduce cada kilómetro y medio desde su casa hasta el puerto deportivo todos los días y no ve a nadie en las calles. “Este es el lugar más seguro de América del Norte", dijo. “Tienes que entrar las aduanas de EEUU y las de Canadá. Aquí no va a pasar nada o muy poco ".