El homenaje de este jueves a las víctimas de la pandemia de COVID-19 en España nos ha recordado el dolor de sus familias pero también el sacrificio de muchas personas que desde sus responsabilidades como sanitarios, fuerzas de seguridad o bomberos han luchado por vencer a la enfermedad.
Se trata de momento para reflexionar, para mirar atrás y no olvidar. Para tener muy presente que nuestros sanitarios dieron hasta su último aliento, como María del Mar, celadora del Hospital Macarena, en Sevilla.
Quedarán esas heridas que, como cuenta su compañera Encarnación, tardarán en cicatrizar. Difícil desprenderse del dolor eterno de Román, que como muchos perdieron a sus seres queridos en soledad, sin poder dar el último adiós. Momento para recordar que nos atrincheramos y que vivimos lo que nunca pero también que sacamos todas nuestras fuerzas, que aplaudimos a rabiar y que resistimos.
Uno de los colectivos más expuestos al virus que ha azotado a nuestro país y que acecha al mundo ha sido sin duda el de los sanitarios. Estos héroes sin capa han salvado vidas luchando y exponiendo la suya al virus.
En España, se calcula que cerca de 52.000 profesionales se han contagiado y más de medio centenar han perdido la vida. Cada uno de ellos, son personas con nombres y apellidos, de diferentes provincias y edades, y con una familia que hoy llora su ausencia. El vídeo recoge todos aquellos fallecidos que han perdido la vida por salvarnos a nosotros.
Un esfuerzo que ha llevado a trabajadores del Hospital Gregorio Marañón a hacer pública una carta abierta para decirles a los pacientes que los han sentido como su familia. Son profesionales que hablan de agradecimiento, de alivio, de soledades y de rabia, profesionales que han ganado porque han puesto por delante el corazón y se han dejado la piel y el alma.
Cuando la pandemia estaba en su momento más feroz, muchas personas ya pedían un homenaje a este “ ejército vestido de verde" que luchaba en condiciones muy difíciles "contra un enemigo desconocido, traicionero y cruel”.
Así lo explicaban también sanitarios de hospitales privados que aseguraban haber "estado en guerra. Una guerra que nunca hubiéramos querido librar, pero que nos ha tocado vivir en primera línea, haciéndole frente, desde el inicio, sin pensar en riesgos, peligros, sin poner condiciones, con las armas que teníamos a nuestro alcance”.
Pero también hemos visto momentos de insolidaridad y rechazo contra los sanitarios. Han sido escenas duras de vecinos que no querían que estos héroes estuviesen compartiendo espacio con ellos por el riesgo de contagio.
Algunos de ellos han relatado el dolor, las lagrimas y la impotencia ante estos comportamientos que olvidaban las tremendas dosis de sacrificio que han ofrecido a la sociedad.
Pero también hemos visto lo contrario, vecinos que todos los días agradecían a sanitarios su entrega desinteresada por salvar vidas y no dejar a nadie sin una mirada o una mano que estrechar en las peores circunstancias.
Lo relataba Antonio, un enfermero de Alicante que jamás olvidará el recibimiento de su comunidad cuando llegaba del hospital. Aplausos y ovaciones que terminaron por hacerle llorar.