La expedición científica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Unión Española de Aseguradoras y Reaseguradoras (UNESPA) ha detectado la presencia de H5N1, una cepa altamente patogénica del virus de la gripe aviar, en 188 animales de 13 especies distintas analizados en 24 localizaciones del mar de Weddell y la península antártica occidental. Ésta ha sido la conclusión de su informe sobre la dispersión del virus de la gripe aviar altamente patogénica (HPAI H5N1) en la Antártida, presentado esta semana.
Durante la expedición, los investigadores han muestreado 27 lugares diferentes de la Antártida, han registrado más de 1.300 animales, han tomado más de 3.000 muestras y han realizado pruebas PCR en 745 animales. Según los resultados, las especies con presencia del patógeno comprenden nueve tipos de aves, como los pingüinos de Adelia, barbijo y papúa, cormoranes antárticos, gaviotas o skuas (págalos); y cuatro mamíferos, como el lobo antártico y las focas cangrejera, de Weddell y leopardo.
El estudio se ha realizado tanto en individuos vivos como en cadáveres de diferentes especies a través de la recolección de muestras de aire con una bomba conectada a un filtro de nanofibras y la posterior realización de pruebas PCR en el mismo. Según explican los autores, esta metodología les ha permitido identificar la presencia del patógeno en individuos vivos de diferentes colonias de pingüinos, lo que prueba que el virus puede estar circulando en colonias aparentemente sanas. Asimismo, ha demostrado la validez del muestro de aire para detectar el virus sin tener que manipular a los animales animales.
Además, los científicos han encontrado el virus en el 50% de los cadáveres analizados y, "en muchos casos", la carga viral era muy alta, lo que indica un riesgo de exposición al virus en la zona cercana a los cadáveres. De cara al futuro, los datos recogidos por la expedición servirán a los programas polares nacionales y a los buques turísticos para estar preparados y plantear medidas orientadas a evitar la transmisión de la infección por medios humanos y, sobre todo, el contagio de las personas.
El informe se ha presentado esta semana en un acto celebrado en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO CSIC-UAM), que ha contado con la participación de la presidenta del CSIC, Eloísa del Pino; la presidenta de UNESPA, Mirenchu del Valle; y el investigador del CSIC en el CBMSO Antonio Alcamí, que ha liderado la expedición.
"La ciencia nos ayuda ayudar a superar situaciones tan duras como la que vivimos con el COVID-19 y, además, nos permite evitarlas. Consideramos que la prevención a través de la investigación es una herramienta fundamental para encarar los desafíos de salud futuros", ha destacado Mirenchu del Valle.
Los resultados reflejados en esta investigación son fruto del esfuerzo científico realizado por un equipo multidisciplinar e internacional liderado por el CSIC, que ha surcado la península antártica, las islas Shetland del Sur y el mar de Weddell, y que ha contado con la donación de 297.000 euros de un centenar de entidades asociadas a UNESPA.
El proyecto se ha desarrollado con permisos del Comité Polar Español y el apoyo logístico de la Unidad de Tecnología Marina, la Base Antártica Española Juan Carlos I (CSIC) y el buque de investigación oceanográfica Hespérides de la Armada Española para el transporte de los equipos y material hasta la Antártida. De acuerdo con CSIC, la expedición ha tenido un carácter internacional.
En concreto, en ella han participado investigadores del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO, CSIC-UAM); la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad de Sao Paulo (Brasil); el Instituto de Mamíferos Acuáticos (Brasil); el Karen C. Drayer Wildlife Health Center, programa de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de California-Davis (EEUU); y la Ocean Expeditions (Australia).
En especial, el organismo estatal destaca la instalación de un laboratorio de diagnóstico molecular por PCR en tiempo real y de secuenciación del virus en el velero Australis, que ha permitido a los investigadores diagnosticar los casos rápidamente. "De hecho, 70 de los casos de HPAI (Highly Pathogenic Avian Influenza) se han podido confirmar mediante secuenciación", ha añadido Alcamí.
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