Javier Hortelano, deportista, decidió embarcarse en una nueva aventura junto a su mujer y sus dos hijos: hacer el Camino de Santiago. Pero no de cualquier manera. Su hijo, Javi, de 23 años, tiene una discapacidad y va en silla de ruedas. "Sabíamos que iba a ser un reto", reconoce su padre.
No es la primera vez que Javier afronta grandes desafíos. Ha completado maratones en ciudades como Nueva York, Chicago, Berlín, Londres, Madrid y Sevilla. Incluso protagonizó una hazaña especial: correr 880 kilómetros para recaudar fondos y comprar una furgoneta adaptada para el centro de personas con parálisis cerebral al que su hijo asiste cada día.
Sin embargo, esta vez, llegar a la meta tenía un significado aún más profundo, no solo para él, sino para toda la familia. Fueron cinco días, en los que recorrieron a pie 115 kilómetros, una experiencia que les dejó un valioso aprendizaje sobre la importancia de la resiliencia. "Lo que en teoría era un reto físico y espiritual, se convirtió en una experiencia transformadora que nos unió aún más como familia y nos recordó qué es lo valioso en la vida y qué actitudes, principios y valores debemos tener más en cuenta en el día a día", reflexiona.
Durante este desafío, se toparon con más de un obstáculo. "Antes de ponermos en marcha, había contactado con la Oficina del Peregrino, quienes me comentaron que no tendríamos ningún problema en hacer el recorrido con mi hijo en silla de ruedas", apunta. Sin embargo, la realidad fue otra. "En muchos tramos teníamos que coger a mi hijo en brazos para poder continuar, porque el camino no era accesible", recuerda, con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad celebrado esta semana.
Fue gracias a los peregrinos que se encontraron cada día en el camino y les brindaron su ayuda, que lograron completarlo. "Si no hubiera sido por la gente, al segundo día hubiéramos estado de vuelta", asegura. "Entre todos cogíamos la silla a peso o la empujábamos por las cuestas. Ha sido increíble la solidaridad que hemos recibido".
"Algunos ya nos conocíamos de cruzarnos cada día y cuando nos veían, nos animaban y coreaban el nombre de Javi", rememora su padre orgulloso y emocionado durante una llamada con la web de Informativos Telecinco. "Fue tan feliz, disfrutó mucho de poder estar rodeado de la naturaleza. Tiene una forma de encarar la vida que nos da lecciones todos los días".
Javier ya había hecho el camino en tres ocasiones, pero sin duda, ninguna como esta acompañado de su hijo. A pesar de los baches que se pudieron encontrar, ha sido una experiencia muy positiva. "La peregrinación ha sido una lección de vida sobre lo importante de saber lo que queremos y adónde vamos, por qué ayudar a los demás nos hace más felices y la importancia de caminar juntos, en las buenas y en las malas".
Sin duda, este viaje inolvidable en familia, "se lo recomiendo a todo el mundo, con discapacidad o sin discapacidad", concluye.
Suscríbete a las newsletters de Informativos Telecinco y te contamos las noticias en tu mail.
Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y conoce toda la actualidad al momento.