“La mejor medicina es enseñarle a la gente cómo no necesitarla”, decía Hipócrates. El problema es que cuanto más cansados estamos, cuando más al límite, más estrés tenemos, más acudimos a esos medicamentos (píldoras) que tragamos y con la que se pasa todo. Pero no pasa… Vivir en una sociedad donde todo va deprisa y hay que subirse al carro, cansa. Por eso nuestra energía merma, lo hace porque existen ladrones con los que lidiamos a cada momento: el estrés, un mal descanso, una vida sedentaria, alimentos ultraprocesados, pensamientos rumiantes, negatividad, exceso de actividades en la agenda, hábitos tóxico o el aislamientos social.
De hecho, 3 de cada 5 españoles reconocen estar cansados a diarios. ¿Podemos hacer algo para remediarlo? Héctor Castiñeira, más conocido en redes como Enfermera Saturada, ha publicado un nuevo libro sobre ello: ‘¿Quién se ha llevado mi energía?’ (Editorial Plaza Janés). Este enfermero gallego, especialista en Comunicación y Marketing en Salud, apela en él a todas aquellas personas preocupadas por prolongar su salud y disfrutar de una longevidad saludable y una plenitud emocional.
En este sentido, para él no existe la magia, sino que podemos cargar nuestras pilas con determinados hábitos. “Lo primero sería analizar qué tipo de cansancio tenemos, hay hasta 10 tipos que analizo en el libro, y en función de eso elegir la forma de descanso que necesitamos. Lo siguiente que podemos hacer es suprimir de la cena los alimentos que pueden interferir en nuestro descanso y priorizar durante el día los alimentos que estimulan la producción de serotonina y dopamina, porque nos ayudarán a sentirnos más motivados y con más energía. Y por último, caminar a paso ligero al menos 30 minutos cada día”, señala Héctor en una entrevista para la web de Informativos Telecinco.
Tal y como explica Héctor muchas personas no saben detectar qué tipo de cansancio tienes, hay una teoría que dice que existen 10 tipos. Uno de los más fáciles de detectar es el cansancio físico. Cuando hemos hecho ejercicio y sentimos el cuerpo muy cansado, una ducha y dormir las horas suficientes pueden ser lo mejor para recobrar la energía. Por su parte, el cansancio fisiológico va más allá del físico, ya que nuestros órganos también están cansados. Un sueño reparador puede ser lo más eficaz en estos casos.
Muchos estarán de acuerdo que uno de los cansancios más habituales y que nos resultan más familiares es el mental. Puede aparecer después de un periodo de exámenes, de una entrevista de trabajo, de una reunión, por ejemplo. Para contrarrestarlo, Héctor Castiñeira, recomienda realizar alguna actividad que nos aporte: pintar, hacer yoga, salir a correr, nadar, etc.
“Hoy en día entre los jóvenes el cansancio más común es el espiritual, provocado a menudo por tensiones emocionales mantenidas y muchas de ellas fruto de la problemática que vivimos con el acceso a la vivienda, la inestabilidad laboral…”, explica este enfermero considerado el perfil más influyente en gestión sanitaria por la IMF Business School. El social también está muy extendido, ¿cuántas veces te has sentido abrumado por la cantidad de compromisos sociales a los que no puedes o saber decir que no? La llamada “soledad positiva” y marcar límites pueden ser dos estrategias muy útiles para poder frenar este tipo de cansancio tan tedioso.
El cansancio espiritual se puede confundir con el cansancio emocional. ¿Algunas vez has leído algo sobre el síndrome del “burn out”, muchos profesionales de la salud advirtieron tenerlo tras la pandemia. No es un caso aislado, según varios estudios, afecta a más del 25 % del personal médico en España. El Informe SESPAS 2024 ha desgranado nuevamente algunas de las causas: largas jornadas y bajos salarios.
El resto de cansancios son menos comunes, por ejemplo, el cansancio sensorial y el cansancio por la rutina. El primero de ellos, tiene mucho que ver con la sobreexposición a estímulos, y el segundo, por la rutina. Hacer todos los días lo mismo, puede agotar y matar nuestra ilusión y creatividad. También existe el cansancio por enfermedad y el cansancio de nosotros mismos, o lo que es lo mismo, apatía hacia la propia vida. En estos dos ambos casos, se recomienda la ayuda de profesionales.
“Una buena parte de los españoles está haciendo algo mal en lo que respecta a sus niveles de energía diaria. Uno de los principales errores que cometemos es robarle horas al sueño para llenarlas de tareas. La alimentación influye en la energía y la vitalidad, pero descansar las horas suficientes es fundamental”, añade. Los ladrones de energía pueden estar, como ves, por todas partes aunque es fácil detectarlos en la alimentación. Las bacterias que viven en nuestro intestino están conectadas con nuestro cerebro, y si alteramos su composición y su actividad acabará afectando negativamente a nuestras emociones y nuestra energía.
Y para el enfermero Héctor Castiñeira está claro cómo las alteramos: “La mejor forma de alterarlas es abusar de alimentos ultraprocesados con un exceso de sal, aditivos, aceites vegetales, azúcares... Ocurre lo mismo con alimentos llenos de hidratos de carbono refinados como el pan blanco, las galletas o la bollería industrial. No digo que no podamos comerlos, no es positivo prohibir alimentos, pero sí que debemos vigilar la frecuencia con la que lo hacemos”.
Y, el eterno dilema: café, ¿sí o no? Pese a que muchos estudios advierten que el café roba energía e irrita el intestino, algunos expertos en salud, como Xevi Verdaguer, psiconeuroinmunólogo (PNI) y nutricionista, advierten que puede resultar beneficioso para la salud. Según explica, consumir entre 2 o 3 tazas/día, se ha comprobado que tiene efectos beneficiosos para la salud cardiovascular, metabólica y tiene un efecto antienvejecimiento. Pero un alto consumo de café, más de 4 cafés/día, puede tener efectos adversos.
Héctor también aporta un dato clave: “Café sí, pero mirando el reloj. Piensa que 6 horas después de tomarte una taza, el 50% de la cafeína todavía sigue activa en tu cerebro, provocando que no percibas el cansancio que tienes realmente y afectando a tu descanso nocturno. La cafeína es un buen estimulante siempre que no nos robe horas de sueño, así que a partir de las tres de la tarde deberíamos dejar de consumirla”.
Alimentación, descanso y actividad física son los tres grandes pilares que hay que tener en cuenta para tener una buena salud. Pero hay algo más, las relaciones sociales, cómo nos relacionemos con el resto del mundo influirá en la energía que tenemos. “El aislamiento social es también un ladrón de energía tan perjudicial como el exceso de vida social. Los dos nos acaban agotando. El primero nos llevará a tener pensamientos rumiantes, a comer más rápido y alimentos de peor calidad, y el segundo al llamado cansancio social, que es bastante frecuente en esta sociedad hiperconectada, porque no solo nos agota el exceso de relaciones personales, también el exceso de relaciones virtuales”, explica Héctor.
Y, por último, y para contrarrestar la balanza, no hay que olvidar todo aquello que nos aporta felicidad, todo eso, suma energía y pasión por la vida.
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