Míriam Tirado, especialista en crianza consciente: "Es normal que con el primer hijo muchas parejas se distancien"
La experta en crianza consciente, Míriam Tirado, ha escrito un libro sobre el distanciamiento de los progenitores tras la llegada de los descendientes
En España este 2023 hubo 76.685 divorcios, según el Instituto Nacional de Estadística
El cansancio y el estrés que, en ocasiones, se viven con tantos cambios, a veces, pasan factura
Quien ha tenido hijos sabe que el primero de ellos es un cambio enorme, no solo en la vida personal de los progenitores sino en la pareja. Criar a un hijo es todo un reto que no todas las parejas están preparadas para asumir, por eso en muchos casos acaban por romperse. A menudo los cambios son tantos y va todo tan rápido que la pareja, centrada en sacar adelante a los hijos y en trabajar, se va desconectando y distanciando, hasta el punto de que muchos sienten que están conviviendo casi como meros compañeros de piso, lo que los lleva a pensar en la separación. En España este 2023 hubo 76.685 divorcios, según el Instituto Nacional de Estadística. Aunque la cifra es un 5,7% menos que en el año anterior, sigue siendo muy alta, de hecho de las más altas de Europa según el Eurostat.
¿Qué podemos hacer para que esto no ocurra?, ¿Cómo puede la pareja seguir teniendo una buena relación después de tener un hijo?, ¿Cómo puede mantener un vínculo sano que sume y que esté lleno de amor, respeto y conexión? Míriam Tirado, especialista en maternidad, paternidad y crianza, vuelve con un nuevo libro que puede arrojar algo de luz en este sentido. Criar juntos (editorial Grijalbo) pretende detectar dónde están las carencias para intentar, con muchos ejercicios prácticos y propuestas, sanarlas y conseguir criar y crecer juntos, con una relación de pareja sana, amorosa y feliz.
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Pregunta: ¿Qué le suele ocurrir a una pareja con la llegada del primer hijo?, ¿suele pasar lo mismo con el segundo?
Respuesta: El primer hijo siempre es un cambio muy potente porque todo es nuevo y se despiertan muchas emociones y sensaciones nuevas que a veces sorprenden a la pareja. El cansancio y el estrés que en ocasiones se vive con tantos cambios, a veces, pasan factura, especialmente si la pareja no se siente muy conectada y no va a la una. Con el segundo es diferente porque ya hay más experiencia, y ya somos padres, por lo tanto, ya no hay tanta sorpresa aunque aumenten las necesidades que atender y a veces el cansancio.
P: ¿Por qué es un desafío para la pareja tener un hijo? Antes se decía que un hijo unía más, pero nos damos cuenta que en algunos casos puede suceder de forma contraria.
R: Porque a cada miembro de la pareja se le remueven por dentro un montón de emociones que ni siquiera sabía que tenía. Es nuestra propia infancia: el bebé nos hace de espejo y a menudo sentimos cosas que ni siquiera comprendemos, además que se activan patrones que desconocíamos que teníamos. Y como pareja nos conocíamos, es cierto, pero no sabíamos cómo seríamos como madre y padre, y quizás, cuando lo vemos, no nos gusta tanto como lo que habíamos imaginado. Quizás tu pareja no atiende las necesidades del bebé como esperabas, o no es cariñosa como imaginabas, o dice y hace cosas que jamás habrías creído. Así que es normal que con el primer hijo, muchas parejas empiecen a distanciarse, especialmente si no comparten unos valores comunes…
"Es normal que con el primer hijo, muchas parejas empiecen a distanciarse, especialmente si no comparten unos valores comunes"
P: ¿Cómo podemos crear este vínculo sano en la pareja y luego trasladarlo a nuestro hijo?
R: Primero habiendo hablado mucho antes de tener hijos de temas clave como cuáles son nuestros valores, qué pensamos sobre crianza, sobre educación, sobre el amor, sobre límites… Es decir, tener conversaciones que quizás sean incómodas pero que nos ayudaran a ver si vamos en la misma línea o no. Importante también hablar sobre nuestra propia infancia: cómo fuimos criados, qué nos afectó y qué nos gustó, etc. Para que cada uno sepa de dónde viene el otro, etc. Y luego, cuando ya tenemos a nuestro hijos, seguir mirándonos a los ojos y hablar de cómo nos sentimos. Parar, a ratos, mirarnos y preguntarnos: “¿Cómo estás? ¿Cómo lo estás viviendo? ¿Qué necesitas?”. Porque si no, todo va tan rápido y es tan intenso, que podemos sentir que nos desconectamos.
P: ¿Cuándo hay que poner fin a la pareja? ¿Qué alarmas deben sonar?
R: Cuando ya no compartimos un proyecto común, cuando nuestros valores están en direcciones opuestas, cuando la convivencia es difícil, tensa, desagradable… y cuando sentimos profundamente que el camino como pareja con esa persona ha terminado del todo. Pero lo ideal sería darnos cuenta mucho antes de que eso pase, para poder hacer algo al respecto y por lo menos, no dejar que la relación se deteriore hasta el punto de no poder tener una relación cordial y respetuosa.
P: Muchas parejas se separan pero siguen siendo familia. ¿Cómo se consigue porque no será fácil?
R: Respetándose mucho y comprendiendo que, aunque se separen, necesitan seguir criando juntos. Deberán seguir llegando a acuerdos, hablar de muchas cosas, así que más les vale mantener una buena relación. Pero sobre todo, por el bien del hijo. Es decir, más importante que lo que haya pasado en su relación de pareja, está el hijo, que les necesita unidos, respetándose y manteniendo una relación lo suficientemente cordial y amorosa como para poder hablar y relacionarse de una forma normal. Para el hijo es importante que los dos se lleven bien porque sino, puede sentir que necesita tomar parte y esto es algo muy doloroso para él o ella.
"Para el hijo es importante que los dos se lleven bien porque sino, puede sentir que necesita tomar parte y esto es algo muy doloroso para él o ella"
P: En tu libro propones ejercicios para que una pareja pueda crecer de forma amorosa. ¿Nos podrías explicar alguno?
R: Hay muchos y algunos un poco largos de contar ahora y aquí, pero algo que recomiendo mucho a las parejas, por ejemplo, es fijar un día a la semana para, en cuanto los niños duerman, preparar una cena bonita juntos, sin móviles ni nada que nos distraiga y en la que podamos hablar de cosas que quizás durante la semana han quedado en el tintero, etc. No dejar de perder estos espacios de pareja, y sobre todo, crearlos (porque no van a caer del cielo), es básico.