El relato de dos pacientes con demencia con cuerpos de Lewy, que hizo a Robin Williams quitarse la vida: "Mezclaba cosas reales e irreales"

Afecta a más de 120.000 españoles, pero sigue siendo una gran desconocida. La demencia con cuerpos de Lewy es la segunda causa de demencia. Cuesta diagnosticarla. Se enmascara con frecuencia en otras patologías como el Alzhéimer, el Parkinson e incluso se confunde con una depresión mayor. Así lo informan S. Bernardo y A. Valverde.

Carlos, un paciente en España, cuenta sereno lo que experimentó hace unos meses: "Una semana no estuve en este mundo. Estuve soñando en mundos raros, inconsciente, y a la vez consciente. Mezclaba cosas reales con cosas irreales", precisa.

Leopoldo, otro español, lo sufre desde hace cinco años. "¿Mañana qué vamos a hacer, papá?", le pregunta su hijo. "No lo sé", señala Leopoldo. Su esposa, Mari Paz, cuenta más detalles: "Según iba caminando, veía que las palomas se convertían en personas". Iba perdiendo "capacidad motriz, con temblor de las manos". Y, como suele ocurrir, lo confundieron inicialmente con otras patologías.

La demencia con cuerpos de Lewy, la segunda enfermedad neurodegenerativa en incidencia tras el Alzhéimer

La demencia con cuerpos de Lewy es desconocida en general, pero la segunda enfermedad neurodegenerativa en incidencia tras el Alzhéimer: "No hay un marcador bioquímico. El diagnóstico certero solo se hace una vez se extrae el cerebro del paciente", explica Enrique Niza, presidente de la asociación Asinlewy. Según el experto, una proteína invade la corteza cerebral y afecta al comportamiento. "Hay mucha gente ahí fuera que tiene esta enfermedad que no lo sabe y que están siendo tratados por psiquiatras", comenta al respecto el neurólogo Tomás Segura.

La enfermedad lleva asociados problemas de movilidad y memoria, acabando en una total dependencia. Los expertos son claros: "No podemos hacer nada". "Lo que tenemos son tratamientos que son capaces de corregir los síntomas". El actor Robin Williams acabó con su vida tras conocer el diagnóstico. Ellos, Carlos y Leopoldo, como muchos otros, se enfrentan como pueden: "Sé muy poco, porque tampoco quiero saber", admite el primero. Mientras que el segundo no dudo y, tras el diagnóstico, "quería leer lo que tenía". Ambos se enfrentan a una dolencia poco investigada y sin ninguna esperanza: "Tarde o temprano se presentará la muerte".

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