En caso de padecer dolor crónico, aunque no lo creas, esto es lo que tienes que hacer más que nunca

  • El doctor Luis Molina Trigueros lamenta la falta de inversión a la hora de tratar y prevenir el dolor

  • Apunta que el paciente debe saber qué puede hacer y qué no para mejorar sus molestias crónicas

  • El experto dice que el ejercicio tiene propiedades analgésicas y que, para ello, el descanso es fundamental

Dentro de las posibilidades de cada uno, y de lo que la enfermedad lo permita, lo idóneo es que todas las personas que padecen dolor crónico realicen ejercicio de manera regular, según defienden todas las instituciones científicas internacionales. Por otra parte, una actividad física intensa reduce el colesterol malo en hombres.

El doctor Luis Molina Trigueros, supervisor de Fisioterapia y Terapia Ocupacional del Hospital Universitario de Fuenlabrada, en Madrid, subraya que las principales dolencias musculoesqueléticas que pueden convertirse en un dolor crónico son la lumbalgia, el dolor cervical y el dolor de hombro. "Estas tres entidades, junto con el dolor a nivel de cadera, de rodillas, son las que más se abordan", afirma.

Cuenta este experto en la materia que hay multitud de factores que pueden condicionar esa cronificación del dolor en estos casos. Por ejemplo, cita la postura que, a diario, mantenemos en el trabajo, mencionando también los procesos agudos, los accidentes o los traumatismos.

Lamenta que diversos estudios ponen en evidencia que no ha habido tanta inversión en sanidad como para tratar y prevenir el dolor y cada vez hay más dolor crónico entre los españoles: "La sociedad, en general, debe conocer que necesitamos al paciente como un proceso activo para mejorar su proceso de dolor. Esto es vital, es la información que se tienen que llevar. El paciente debe conocer qué puede hacer para mejorar su dolor, el autocuidado en el campo del dolor, qué tienen que hacer, qué no, y cómo alimentarse. El ejercicio físico es una pieza fundamental en todo ello".

Beneficios del ejercicio ante el dolor crónico

De este modo, el doctor Molina Trigueros destaca que existen varias patas en el dolor crónico que debemos abordar:

· El descanso: es primordial dormir bien para que el ejercicio físico tenga esas propiedades analgésicas; si no se descansa bien se intentará hacer un ejercicio guiado beneficioso pero no será tratamiento.

· El ejercicio debe ser divertido, no una carga, y es también muy importante que estén motivados los pacientes.

· La dosis del ejercicio. No es lo mismo un paciente con dolor crónico que nunca ha realizado actividad física que otro que sí normalmente hace ejercicio, se parte de una base diferente; en cualquier caso, tendrá beneficio pero la dosis será distinta.

"El ejercicio tiene características analgésicas, de fuerza, de resistencia. Es un 'multicomponente' que se llama, para que tenga ese efecto analgésico. Tenemos unos fármacos analgésicos endógenos (en nuestro propio organismo) que mediante la realización del ejercicio se activan, y para ello tiene que ser un ejercicio de una intensidad moderada, nos tiene que costar hacerlo", remarca el médico del Hospital de Fuenlabrada.

En este sentido, el experto destaca que la Organización Mundial de la Salud (OMS) insta a hacer hasta 150 minutos de ejercicio moderado-intenso a la semana, combinado con ejercicio aeróbico y de fuerza, "tres días a la semana como poco", para mejorar el dolor musculoesquelético.

El ejercicio debe ajustarse a cada paciente

En este punto, Molina Trigueros advierte de que no todos los ejercicios son igual de beneficiosos para todo el mundo, más si hay dolor de por medio, por lo que señala que "para eso están los profesionales sanitarios expertos en ejercicio terapéutico, para ver cuáles se acomodan a cada patología del paciente".

"Hay que ver que cuando lo realizamos no nos provoca dolor, ni tampoco nos deja muy fatigados o más doloridos tras realizarlo. Tras dos días, el paciente tiene que ser capaz de realizar el ejercicio de moderado a intenso, pero sin pasarnos", remarca.

A su juicio, también es importante que, si nos duele el hombro o la rodilla, el ejercicio no nos provoque más dolor o no involucre a esa articulación del paciente. "En estos casos se podrán hacer ejercicios específicos para mejorar ese dolor, que tendrá que ser previamente evaluado por un profesional sanitario", matiza.

Por ejemplo, habla de las sentadillas, dado que, tal y como indica, "levantarse y sentarse de un asiento es uno de los ejercicios con mayor beneficio en ganancia de fuerza, y mejora del dolor de rodilla".

Dice que podemos estirar el gemelo pisando una pared y moviendo los dedos para mejorar el dolor de rodilla; o para prevenir la osteoporosis podemos ponernos una silla delante y entre el sofá (detrás), y una silla delante, se pueden realizar pequeños saltos para estimular que el calcio se fije en el hueso, "saltos pliométricos capaces de mejorar la calidad del hueso, prevenir la osteopenia, y reforzar la masa ósea".

Con ello, el especialista recuerda que todo depende del tipo de ejercicio que realicemos, "los de fuerza mejoraran la masa muscular y los de resistencia contribuyen, junto con una alimentación equilibrada, a reducir la grasa corporal, que en los tejidos es proinflamatoria, y por tanto, su presencia favorece el tengamos más dolor, aparte de estimular la aparición de determinados procesos tumorales".

Mejora la fatiga y se previenen enfermedades

Según precisa, con el ejercicio reducimos la probabilidad de desarrollar determinados tipos de cáncer, como el de mama o de colon; pero también sostiene que el ejercicio previene la fatiga y, de forma guiada y controlada, puede hasta reducirla.

"Disminuye también la resistencia de tejidos a la insulina, previene la diabetes, aparte de estimular la dopamina y la serotonina. Si hacemos ejercicio nos encontraremos mejor, más felices, menos depresivos; tiene muchos componentes y activa muchos neurotransmisores y sustancias endógenas que son beneficiosas para nuestra vida aparte de ser analgésicos", indica Molina Trigueros.

"Todo el mundo tiene que hacer ejercicio, a no ser que un facultativo le diga lo contrario. Quizá no lo pueda hacer durante un determinado momento de su vida, pero cuando mejore tendrá que hacer ejercicio. Nosotros lo hacemos a pacientes que están en la UCI, a postquirúrgicos, a personas con quimioterapia, o incluso a los pacientes ingresados", explica. Ahora bien, tal y como insiste, si durante la práctica de un determinado ejercicio aparece dolor, hay que consultar con un facultativo para intentar evitarlo.

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