El yoga es una práctica que emplea distintas posturas, ejercicios físicos y de respiración para mejorar el estado de salud general, conectando el cuerpo y la mente. Su creciente popularidad hizo que la ONU proclamara, en diciembre de 2014, que cada 21 de junio se celebre su día a nivel internacional. Y así se hace desde 2015.
Originaria de la India y desarrollada como una disciplina espiritual hace miles de años, el yoga es una de las seis 'dárshanas' (doctrinas) ortodoxas del hinduismo. Enfatiza la meditación y la liberación, siendo su texto principal el Yoga sutra (año 400 después de Cristo).
La mayoría de las personas de los países occidentales que practican yoga lo hacen hoy en día como ejercicio físico o para disminuir el estrés. Y es que son muchos los aspectos positivos que tiene para nuestro bienestar.
El yoga puede mejorar el nivel general del estado físico, así como la postura y la flexibilidad del cuerpo. Según apunta MedlinePlus también puede:
Además, indica el citado medio, practicar yoga es beneficioso para las personas que sufran ansiedad, tengan dolores musculares en la espalda o padezcan depresión.
La mayoría de las clases duran entre 45 y 90 minutos y todos los estilos de yoga incluyen tres componentes básicos: respiración, posturas y meditación. Si bien generalmente es seguro, también podemos lastimarnos en caso de realizar una posición de forma incorrecta o si nos exigimos demasiado.
Existen más de 20 estilos de yoga físicos, casi todos variantes del hatha yoga tradicional. El blog de Xuan Lan señala que podríamos diferenciar entre:
A continuación, detallamos los estilos de yoga más comunes en nuestro país que recoge Grupostop.
Hatha yoga. Esta práctica, la más antigua de la escuela del hinduismo, se focaliza en los 'asanas' (ejercicios de posturas) y en la 'pranayama' (respiración). Es la más recomendada para principiantes. Las posturas se mantienen el tiempo suficiente para conocer los detalles de cada una. No es agresivo, por lo que resulta apto para todas las edades.
Kundalini yoga. Además de las posturas y la respiración, incorpora técnicas de meditación y mantras. Se basa en la repetición de una secuencia y la respiración continua con el fin de poner en movimiento la energía del primer al último chacra (cada uno de los centros de energía del cuerpo humano que rigen las funciones orgánicas, psíquicas y emotivas). Se basa en varios senderos de yoga, teniendo también componentes físicos y espirituales.
Vinyasa yoga. Se podría traducir como 'alinear en una forma concreta'. Derivado del 'hatha', tiene la meta de sincronizar respiración y movimiento para crear cierta fluidez. Es una adaptación del 'ashtanga' que lleva practicándose desde los años 80 y que ha derivado en otras variantes. Es perfecto para quienes quieran fortalecer los músculos y aprender nuevas posturas.
Yoga Iyengar. En dicha modalidad se trabajan los ocho estadios del yoga, incluyendo preceptos morales y disciplinas éticas, de modo que incluye posturas, respiración y meditación. Cada postura se sostiene durante mucho más tiempo que en otros estilos, ayudando a los alumnos a perfeccionarlas de forma individual. Este yoga es mucho más lento que otros e infiere mucho en la flexibilidad, por lo que recomendable para gente en rehabilitación por lesiones y dolores crónicos.
Yoga Bikram. Se repite una secuencia de 'asanas' provenientes del 'hatha' dentro de una habitación a 40°C. Además de los beneficios propios del yoga, también puede ayudar a la vasodilatación y eliminación de toxinas del cuerpo, aunque este último beneficio no ha sido probado científicamente. De esta modalidad deriva el 'hot' yoga, que se diferencia por el hecho de que la secuencia empleada varía en cada clase.
Ashtanga yoga. La sincronización de la respiración con los movimientos es la base de esta modalidad. Este es posiblemente uno de los estilos más físicos. El esfuerzo de sus ejercicios hace que detoxifique el cuerpo y ayude a la circulación sanguínea y al fortalecimiento del tronco superior.
Yin yoga. Se trata de una de las variedades más lentas. Pone especial énfasis en las articulaciones del cuerpo y en los tejidos más profundos de la piel. Su aliciente meditativo provoca que ayude a combatir la ansiedad y el estrés. Ideal para principiantes.
Yoga restaurativo. Ayuda a la relajación muscular a través de estiramientos. Es muy beneficioso para personas en proceso de rehabilitación física y también puede resultar útil para mujeres embarazadas.
Anusara yoga. Conocido también como yoga del corazón, fue creado en los años 90. Se centra en la alineación de la respiración, por lo que se practican una serie de cánticos y rituales. No es un tipo de yoga muy común y muchos dejaron de practicarlo por un escándalo que salpicó al creador en 2012. A pesar de esto, debes saber que aporta fortaleza muscular, flexibilidad y paz interior.
Jivamukti yoga. Además de combinar las posturas y la respiración, las clases añaden una práctica más espiritual y ética que incluyen la práctica del vegetarianismo, la autorrealización y la meditación.
Acroyoga. Disciplina popularizada en los últimos años gracias a las redes sociales. Las posturas y las acrobacias se deben practicar en pareja. Se trata de una gran manera de fomentar el trabajo en equipo y de mejorar la fortaleza del cuerpo y el equilibrio.
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