La urticaria crónica es una reacción cutánea que causa ronchas durante más de seis semanas y suelen reaparecer por meses o años. Afecta aproximadamente al 0,6% de la población en España y al 1,1% a nivel mundial.
Por lo general, estas erupciones comienzan como manchas que pican y se convierten en ronchas hinchadas de diferentes tamaños, que aparecen y desaparecen al azar a medida que la reacción sigue su curso.
La demora en el diagnóstico, especialmente en casos de urticaria crónica espontánea, sigue siendo un problema significativo que impacta directamente en la calidad de vida de los afectados.
"En ocasiones se intenta buscar un desencadenante, pero en el caso de la urticaria crónica espontánea no existe, provocando un diagnóstico tardío. Esta dificultad puede llevar a un tratamiento inadecuado, como el infratratamiento con antihistamínicos, incluso a dosis alta, el uso excesivo de corticoides sistémicos, con potencialidad de sus múltiples efectos secundarios, o la falta de escalado a tratamientos biológicos más efectivos", reconoce la vicepresidenta del Comité de Alergia Cutánea de la SEAIC, la doctora Paula Ribó.
"Actualmente la urticaria crónica no tiene cura. Todos los tratamientos están orientados a paliar y controlar los síntomas. En un elevado porcentaje de casos los síntomas remiten espontáneamente antes de los 5 años. Pero en un 11% la prevalencia será mayor a 5 años", informa la Asociación Grupo de Apoyo a Pacientes de Urticaria Crónica y sus familias (AGAPUC) en su página web.
En la actualidad, se dispone de tratamientos biológicos como el omalizumab, que ha demostrado ser eficaz para el control de la urticaria crónica espontánea en adultos y adolescentes a partir de 12 años. Nuevas terapias como los tratamientos orales dirigidos a la inhibición de la tirosina cinasa de Bruton (BTKs), como el remibrutinib, están ya en fases avanzadas de ensayo clínico.
Desde la SEAIC reconocen que a pesar de los avances en el tratamiento y la comprensión de la enfermedad, persisten muchos mitos en torno a la urticaria crónica. Desde la creencia de que los corticoides orales son el tratamiento de elección hasta la idea errónea de que los antihistamínicos clásicos son más efectivos que los de segunda generación.
Entre los medicamentos que "pueden agudizar los síntomas y que es preferible evitar destacan la aspirina, los antibióticos y otros antiinflamatorios no esteroideos AINES (ibuprofeno) los opioides y ciertos psicotrópicos y hormonas", explican desde la asociación.
"Es crucial que tanto los profesionales de la salud como los pacientes estén bien informados para evitar tratamientos inadecuados y mejorar la calidad de vida de quienes padecen esta enfermedad. Para ello, se deberían crear más centros de referencia y excelencia adscritos al programa UCARE (Urticaria Centers of Reference And Excellence) de la GA2LEN (the Global Allergy and Asthma Excellence Network)", concluye la experta.
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