Baja el sobrepeso infantil, pero alarma la situación de los niños más vulnerables

La tasa de sobrepeso infantil mejora porque se sitúa en un 36,1% frente al 40,6% registrado en el año 2019. Este problema de salud pública desciende 4,5 puntos porcentuales con una reducción del 3,1% en el índice de exceso de peso y del 1,4% en el de obesidad. Son cifras alentadoras, pero dejan al margen a las familias más vulnerables.

Los menores que residen en hogares con ingresos brutos inferiores a 18.000 euros anuales apenas perciben mejoría desde el 2011. La obesidad infantil entre las familias de menor renta (23,60%) duplica a la que se registra entre las familias con retribuciones superiores (10,90%). Son datos del estudio Alimentación, Actividad física, Desarrollo infantil y Obesidad 2023 (ALADINO), elaborado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), cuyos principales resultados han sido presentados este miércoles por el ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy, preocupado porque la desigualdad social repercute en la salud: “Es buena noticia que mejore esta cifra en España, pero tenemos que trabajar para seguir progresando y, sobre todo, para trasladar este progreso a las familias más vulnerables”.

El informe, que se enmarca en la iniciativa de vigilancia de la obesidad infantil, perteneciente a la Oficina Europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS), refleja esta inequidad tras analizar mediante cuestionarios cumplimentados por las familias y los centros escolares los hábitos de vida de 12.678 escolares, de entre 6 y 9 años, residentes en España. 

Siete de cada 10 niños desayunan todos los días algo más que una bebida, pero este porcentaje se reduce en el caso de los menores que residen en hogares con rentas más bajas: Representan el 61% frente al 78% de los colegiales cuyas familias tienen mayores ingresos. 

"España no puede permitir que la alimentación de las niñas y los niños dependa de su código postal”, ha denunciado Bustinduy en alusión a los hogares donde se vive en condiciones precarias con consecuencias perjudiciales para la salud de los más pequeños. “Los poderes públicos tenemos la responsabilidad de garantizar que todos los menores, independientemente de los recursos de su familia, tengan derecho a una comida saludable y de calidad”, ha asegurado. Cree que este asunto es un "problema de país” que necesita de la colaboración de todas las administraciones y de la sociedad civil para abordarlo. “No es asumible que la tasa de obesidad sea más del doble entre los que tienen menos recursos”, ha reivindicado.

El 45,3% de los niños toma fruta a diario y el 23,8% verdura, pero el consumo es menor en los hogares más vulnerables. La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura asegura que comer de forma sana es seis veces más caro que tener una dieta solo suficiente energéticamente. El porcentaje de niños y niñas que consumen bebidas azucaradas más de tres días a la semana se ha multiplicado por más de ocho en los últimos años, pasando del 0,9% en 2019 al 7,8% en 2023.

De la misma manera, más de siete de cada 10 niños dedican al menos una hora al día a jugar de forma activa y el 81,8% realiza dos horas semanales de actividad extraescolar, como mínimo. La cifra se reduce al 64,2% entre la infancia vulnerable, también más afectada por la exposición desmedida a las pantallas, el doble que los menores residentes en hogares con rentas superiores. 

Hacia un comedor escolar saludable y sostenible

“Los resultados del estudio nos muestran que, si bien estamos avanzando, no lo hacemos al mismo ritmo en todos los niveles socioeconómicos”, ha concluido Pablo Bustinduy. Por ello, ha anunciado que desde el ministerio que dirige se está trabajando en una serie de medidas “valientes” y ambiciosas” encaminadas para seguir reduciendo estas tasas y la desigualdad que reflejan. “Con estos datos en la mano, la legislación vigente y la autorregulación actual de la industria alimentaria se han demostrado insuficientes para hacer frente a un reto como el que tenemos por delante”, ha declarado.

A este respecto, el ministro ha querido poner el foco en los comedores escolares como espacios que, según ha defendido, deben ser fundamentales para educar a los menores en una dieta sana y variada, y para que adquieran buenos hábitos alimentarios. En base a esto, ha recordado que “ya está en trámite el Real Decreto de Comedores Escolares Saludables y Sostenibles y el desarrollo del Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil que lidera el Ministerio de Sanidad.”

Bustinduy ha resaltado que con el nuevo proyecto de comedores escolares se va a garantizar que las cinco comidas que se hagan cada semana en los centros escolares sean saludables, “y se asegure así una dieta variada y equilibrada”. Con ese objetivo, ha detallado el ministro, se va a impulsar la ingesta de frutas y verduras, y también de pescado, legumbres y cereales integrales, “además de limitar los alimentos ultraprocesados”.

El titular de Consumo ha puesto de relieve también que esta normativa supondrá, además, una mayor sostenibilidad medioambiental y económica porque “se van a favorecer los productos de temporada y los circuitos cortos" y el fomento de la producción de los campos y agricultores locales. Por otra parte, ha asegurado que sigue trabajando en la regulación de la publicidad infantil de alimentos insanos, materia en la que ha expresado que se actuará “de manera decidida”.

La presentación de estos resultados adelantados se ha llevado a cabo en la sala de prensa del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, y en ella Bustinduy ha estado acompañado de Margarita Guerrero, directora general del Instituto de la Juventud, y de Cristina Recuero, secretaria del Observatorio de la Nutrición y Estudio de Obesidad de la AESAN.

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