Actualmente, nuestros pies suelen estar confinados en zapatos estrechos que no tienen la forma natural del pie, lo que, según Jesús Serrano, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, fisioterapeuta y experto en calzado 'barefoot', está perjudicando nuestra salud podal.
Serrano explica que "el pie está atrapado en un zapato que no tiene forma de pie, lo que actúa como una especie de escayola con cordones, llevando a la atrofia de los pies".
Según el fisioterapeuta, caminar descalzo es fundamental para mantener los pies saludables, permitiendo que los dedos se separen, se mantengan rectos, y que el pie se fortalezca sin patologías.
En una entrevista con Europa Press Infosalus, Serrano subraya la importancia de utilizar calzado con una forma que imite la funcionalidad del pie descalzo. Según su opinión, durante el verano, el uso prolongado de zapatos suele llevar a más casos de tendinitis o fascitis plantar debido al aumento del tiempo descalzo, similar a cómo el ejercicio puede causar dolor muscular.
Además, Serrano critica la tendencia actual de recomendar plantillas y zapatos rígidos cuando los pies duelen, lo cual considera contraproducente. "Cuando una rodilla duele, hacemos ejercicios para fortalecerla; sin embargo, para el pie, usamos plantillas y zapatos ajustados, lo que es contrario a lo que se debería hacer", defiendo el especialista.
El fisioterapeuta aconseja que para entrenar los pies de manera efectiva, es esencial caminar descalzo siempre que sea posible, incluso en el gimnasio. "No es lo mismo hacer una sentadilla con zapatillas ajustadas y amortiguadas que con el pie descalzo". Además afirma: "Una sentadilla no se hace independientemente al pie, éste es fundamental y si está encerrado no trabaja como naturalmente ha sido creado".
A su vez, recomienda andar descalzo en espacios seguros como la piscina, la playa o el campo, y argumenta que fortalece y sana los pies. De hecho, en su libro 'La salud a tus pies', resalta que el cuidado adecuado de los pies es crucial para mantener una postura saludable y prevenir problemas óseos y musculares.
Serrano recuerda que muchas patologías del pie son causadas por zapatos estrechos, y pone de ejemplo cómo el cambio a calzado barefoot ha ayudado a pacientes con bruxismo. "Andar descalzo es fundamental para enriquecer nuestros pies y que estos estén fuertes y sanos".
Por otro lado, Serrano señala que muchas patologías de los pies tienen su origen en el uso de zapatos estrechos.
“En general, la causa de muchas patologías del pie, a excepción de malformaciones o accidentes, es el zapato estrecho, que deforma los pies y atrofia la musculatura”, explica.
Entre las afecciones que menciona están los juanetes, los dedos en garra, metatarsalgias, fascitis, uñas encarnadas y neuroma de Morton. “Si cambiamos a un calzado más ancho, entrenamos y utilizamos herramientas y ejercicios para corregir estas patologías, como los dedos encogidos que se estiran o enderezan, arcos del pie planos que se normalizan, y pies cavos que dejan de ser cavos. Todo es entrenable; solo necesitamos descalzarnos, hacer ejercicios y usar un zapato que respete la forma natural del pie”, concluye.
Serrano también advierte que “la salud de las personas mayores mejoraría significativamente si optaran por el calzado barefoot en lugar de los modelos ortopédicos que suelen venderse en farmacias y ortopedias, los cuales considera una ‘aberración’”.
En su opinión, el calzado barefoot podría ser beneficioso para los ancianos, aunque aclara que cada caso debe ser evaluado individualmente debido a la delicadeza de esta población. La mejora puede ser más desafiante en personas mayores, ya que su organismo está más deteriorado, la ganancia de masa muscular es más difícil y hay una mayor presencia de artrosis.
“Observamos que muchas personas mayores tienen problemas de estabilidad debido a dedos torcidos, pies insensibles y la pérdida de grasa talar, que actúa como amortiguador natural. Esto ocurre porque han usado plantillas duras y zapatos estrechos durante toda su vida, sin haber estimulado el pie de manera natural debido al mito de que ‘andar descalzo es malo’”, explica Jesús Serrano.
Según él, es evidente que cuanto más cerca del suelo se está, mayor es la estabilidad. “Un zapato con una suela delgada proporciona más estabilidad y favorece la separación y amplitud de los dedos, en contraste con un zapato de puntera estrecha y mucha amortiguación o talón”, concluye.
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