Durante el caluroso verano, los helados se convierten en una de las opciones preferidas tanto por niños como por adultos para combatir las altas temperaturas. En los días de calor extremo, el consumo de helados se dispara, convirtiéndose en un pequeño placer cotidiano y un imprescindible del periodo estival.
Debido a su alto contenido en azúcares, al comprar helados en el supermercado, es común que pensemos en optar por aquellos que cuenten con la etiqueta ‘0% de azúcares’ en un intento por mantener una alimentación más saludable. Creemos que al elegir estas versiones estamos seleccionando la opción más beneficiosa para nuestra salud, ya que la etiqueta sugiere que el producto es superior a su versión convencional. Otros tienden a pensar que nos ayudarán a adelgazar o que apenas tienen un aporte calórico, aunque esta idea no esté respaldada por expertos ni por sus cualidades nutricionales. Estos consumidores se equivocan.
Los expertos en nutrición de FITstore.es advierten que esta etiqueta es simplemente un recurso publicitario diseñado para atraer a los compradores hacia una versión más cara de un producto mediocre, bajo la falsa impresión de que es más saludable.
"Los productos no se han de comprar por lo que dicen por delante sino por lo que indican por detrás y, para un consumo excepcional, no tiene demasiado sentido sustituir el azúcar por una ingente cantidad de polialcoholes. De hecho, las versiones 0% podrían invitar a un mayor consumo sin ser más saludables; además, hay que partir de que no todos los productos van a ser nutricionalmente interesantes, pero eso tampoco se traduce en que un consumo puntual vaya a traducirse en un potencial riesgo para la salud”, afirma Luis Cañada, fundador de FITstore.es.
Que no tenga azúcares añadidos no significa que no tenga azúcares
marcas cuando desarrollan productos sin azúcar utilizan edulcorantes artificiales con el objetivo de mejorar y potenciar su sabor. Sin embargo, estos edulcorantes suelen ser de baja calidad que los hacen menos recomendables que el propio azúcar, lo que puede conllevar efectos adversos en nuestra salud. Entre los efectos negativos más comunes se encuentran dolores y malestares gastrointestinales, provocados por su potente efecto laxante, así como náuseas y diversos trastornos digestivos.
“Es un error generalizar y tratar a todos los edulcorantes por igual, pues no todos comparten las mismas propiedades en su composición. Cada edulcorante posee características únicas que influyen de manera diferente en nuestro organismo, lo que significa que sus efectos y riesgos pueden variar considerablemente” añade el fundador.
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