El buen tiempo invita a salir. El verano es tiempo de terrazas, conciertos, fiestas, comidas al aire libre… y en todas esas actividades se suele consumir alcohol. Sobre todo cerveza, que muchas veces se toma para tratar de combatir el calor.
Con ese panorama, lo que sucede muchas veces es que el consumo de alcohol se va da las manos y al día siguiente llega la resaca: dolor de cabeza, mal humor, malestar general, desorientación, náuseas, sensibilidad a la luz y al ruido…
Los síntomas asociados a la resaca se deben a algunos de los efectos que produce el consumo de alcohol sobre nuestro organismo.
Por una parte, favorece la deshidratación. Esto puede resultar sorprendente porque a veces se dice que beber cerveza es bueno para hidratarse. Pero ocurre todo lo contrario: el alcohol inhibe la hormona antidiurética llamada vasopresina, lo que provoca un aumento de la producción de orina.
Esto favorece la deshidratación, que puede causar sed intensa, dolor de cabeza y debilidad. Además, con la orina se pierden sales minerales, como sodio, potasio y magnesio, lo que contribuye a la fatiga y al malestar general.
Además, cuando ingerimos alcohol, es metabolizado en el hígado, produciendo un compuesto tóxico llamado acetaldehído, que contribuye a muchos de los síntomas de la resaca, como náuseas, vómitos, dolor de cabeza y malestar general.
Pero eso no es todo. El alcohol puede causar muchos otros efectos. Altera el funcionamiento de los neurotransmisores, lo que puede afectar negativamente a nuestro comportamiento; por ejemplo, puede afectar al sueño, hacer que estemos de mal humor, etc. También tiene efectos inflamatorios, puede provocar hipoglucemia, etc. Todo ello también contribuye a la debilidad y al malestar general.
Para tratar de combatir todos esos síntomas se han propuesto mil y un remedios. El último es el consumo de agua con gas, pero no es buena idea.
Se trata de una creencia bastante extendida, pero beber alcohol no resulta útil para combatir la resaca. Al contrario. Puede agravar los síntomas, dado que ingerimos más cantidad de la sustancia que los ha causado.
Lo que ocurre es que tiene cierto efecto analgésico, así que en un primer momento puede parecernos que es útil para combatir el malestar general. Pero cuando ese efecto termina, las consecuencias son peores que al comienzo.
En general no hay problema en beber agua con gas. Se trata simplemente de agua que contiene dióxido de carbono, ya sea de forma natural o añadida. Así que se podría decir que, en principio, es positivo para tratar de combatir la resaca, ya que el agua ayuda a revertir la deshidratación.
Ahora bien, en ese aspecto no hay diferencia con el agua normal. Es decir, el agua con gas no tiene un efecto beneficioso añadido. Además, el gas puede llegar a causar malestar, bien por la sensación de hinchazón, o bien, por su efecto irritante sobre el tracto intestinal de personas sensibles, como aquellas que sufren de ardor de estómago, reflujo, etc. Así pues, por lo general es mejor optar por agua sin gas.
En definitiva, beber alcohol no resulta útil para combatir la resaca y beber agua con gas no es la mejor solución. Así, podemos imaginar que beber alcohol mezclado con agua con gas tampoco es efectivo y, de hecho, resulta contraproducente.
Si tenemos en cuenta las causas de la resaca, lo que podemos hacer para tratar de combatirla es tomar algunas medidas encaminadas a revertir los síntomas. Por ejemplo, beber agua para combatir la deshidratación o comer alimentos saludables, ligeros y ricos en agua y azúcares para reponer electrolitos y nutrientes (frutas, verduras, etc.), además de reposar y tratar de descansar.
Eso sí, a día de hoy no existe ningún remedio milagroso para combatir la resaca. La mejor y única solución consiste en evitar el alcohol, o al menos su abuso. No debemos olvidar además que el alcohol es perjudicial a cualquier dosis, así que siempre es mejor optar por bebidas sin alcohol.
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