La disfunción de la proteína Nav 1.1 en la adolescencia se convierte en un canal que interconecta la epilepsia con el Alzheimer y ahora con la depresión en adolescentes, ya que una investigación ha hallado que conduce a la reducción de los niveles de serotonina y a alteraciones de la memoria. Esta proteína se encarga de generación de los impulsos nerviosos y resulta esencial para un funcionamiento adecuado de las neuronas inhibitorias del cerebro.
Está codificado por un gen (SCN1A), que cuando tiene mutaciones, puede llegar a causar problemas neurológicos severos como la encefalopatía epiléptica en niños (Síndrome de Dravet), alteraciones cognitivas y una hiperactividad cerebral en modelos de Alzheimer familiar.
Un estudio liderado por el grupo de investigación del Doctor Álvarez-Dolado del Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (CABIMER), centro de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha demostrado que también está relacionada del mismo modo con el desarrollo de una sintomatología severa de depresión, además de provocar la epilepsia.
La disfunción durante la adolescencia, experimentado en laboratorio con ratones, provoca un desbalance de la relación excitación/inhibición, lo que conduce a un patrón estrechamente relacionado con la depresión mayor, reducción de los niveles de serotonina y alteraciones en la memoria. Estos hallazgos abren la puerta al diseño de nuevos fármacos que activen específicamente Nav1.1 para ser usados como antidepresivos de un modo novedoso y más eficaz.
Además, el trabajo identifica al cortex prefrontal y la adolescencia como elementos críticos a tener en cuenta en el desarrollo de los síntomas del Síndrome de Dravet, y proporciona nuevas pistas para comprender por qué los pacientes con epilepsia suelen desarrollar también depresión.
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