El calentamiento global está vinculado con el incremento de suicidios o trastornos mentales, según un estudio liderado por investigadores del hospital Clínic Barcelona-Idibaps, que ha reanalizado todos los metaanálisis a nivel mundial sobre los efectos del cambio climático y la contaminación atmosférica sobre la salud mental.
El estudio estima que el calentamiento global puede haber hecho aumentar un 5% de casos de suicidios y se prevé que este aumento llegue al 7% de cara a 2050. También se ha visto un incremento de comportamientos suicidas e ingresos en hospitales debido a esta problemática.
"Estos datos sobre el impacto del cambio climático en la salud mental se añaden a los datos que ya conocíamos sobre el impacto en la salud física, obligándonos en mayúsculas a impulsar urgentemente iniciativas globales para luchar contra el cambio climático", comenta Joaquim Raduà, primer autor de este artículo.
Raduà y su equipo también han encontrado que la exposición a largo plazo a disolventes está relacionada con una mayor incidencia de casos de demencia o deterioro cognitivo. La exposición a niveles elevados de productos como el tolueno -utilizado en pinturas, esmaltes, barnices y adhesivos, entre otros- aumenta la probabilidad de desarrollar uno de estos trastornos.
"El uso de estos disolventes plantea riesgos graves para la salud, especialmente en países de renta baja o media, donde las alternativas a estos materiales tan económicos son difíciles de encontrar para la construcción o fabricación", apunta Michele De Prisco, investigador del IDIBAPS y co-primer autor del estudio.
“Debido a que son productos que se utilizan a nivel mundial, se espera que las emisiones de estos contaminantes se dupliquen de cara a 2030, lo que es alarmante teniendo en cuenta que ahora sabemos que no solo tienen un riesgo ambiental, sino que también afectan seriamente a la salud mental”, añade.
El estudio también destaca la exposición durante el segundo trimestre del embarazo a partículas contaminantes, provenientes de combustibles fósiles y actividades industriales, que puede incrementar la incidencia de depresión postparto. Es el caso de sustancias como benzopirenos, furanos o metales pesados.
El Clínic también ha resaltado la exposición a altos niveles de dióxido de azufre, proveniente de la combustión de petróleo y otros combustibles sólidos en la industria, que puede incrementar el riesgo de recaída en pacientes con esquizofrenia.
“Ahora tenemos evidencia robusta del impacto negativo de que el cambio climático y la contaminación están ejerciendo sobre la salud mental en todo el mundo. Estos resultados pueden utilizarse para informar a las autoridades y aumentar la sensibilización pública sobre el impacto de la contaminación atmosférica en la salud mental y así buscar y aplicar medidas para prevenirlo”, culmina Joaquim Raduà.
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