Enrique Rojas es una eminencia. Y no, esta vez no hay hipérbole que valga. Su trayectoria así lo indica. En su despacho, los libros son protagonistas. Y no, no hay revistas del corazón. Familia, cultura, trabajo, amigos y una vida con un objetivo marcan su día a día. Catedrático de Psiquiatría, preside la Fundación Rojas Estapé, dedicada al estudio de los trastornos de la personalidad en personas con pocos recursos. Sus libros son best-seller.
Enrique Rojas está especializado en tres campos clínicos que son los que atiende de forma mayoritaria en su consulta: la depresión, la ansiedad y crisis de pánico y los trastornos de personalidad. Sí, los males de nuestro tiempo. Por eso no es casualidad que una de las sentencias que más repite con motivo de la presentación de su libro 'Comprende tus emociones' (Espasa) sea que el 'médico de los locos' de antaño, se vaya a convertir en el nuevo médico de cabecera en un país -de la mano de Occidente- cuya salud mental hace aguas.
En un mundo obsesionado con la felicidad inmediata, el suicidio gana terreno. La pregunta que nos asalta es ¿por qué en la sociedad occidental de hoy, con más bienestar que otras, la infelicidad y los trastornos mentales nos azotan?
Enrique Rojas, que hizo su tesis precisamente abordando los intentos de suicidio en una época en la que hablar de ellos era tabú -dejó constancia de ello en su libro 'Estudios sobre el Suicidio' (Salvat)-, da las claves de lo que nos pasa en la mente y en la vida. Sus consejos, que parten de la experiencia, tienen un valor añadido. Y sí, muchos resultan políticamente incorrectos en estos tiempos, pero merece la pena escucharlos. Seguirlos, allá cada cual.
El psiquiatra se ha convertido en Occidente en el médico de cabecera. Mi padre fue uno de los primeros psiquiatras españoles, Luis Rojas Ballesteros. Estudió en Alemania, fue uno de mis maestros junto con Juan José López Ibor y Antonio Vallejo Nájera. Ellos no hubieran nunca pensado que el psiquiatra pudiera ser el nuevo médico de familia.
Hemos cambiado más en 15 años que en todo un siglo. Las redes sociales, la expansión de la pornografía, la adicción a las pantallas y el bombardeo de noticias dejan al ser humano paralizado.
Hoy el cerebro tiene exceso de cortisol, que es la hormona del estrés y eso significa que vivimos en un estado de tensión emocional. Ocurre porque estamos en la cultura de inmediatez, lo queremos todo y ya, y eso provoca una necesidad permanente de gratificaciones.
LA PAREJA Y LA FAMILIA
Mi equipo y yo apostamos por la cultura del esfuerzo, poner la voluntad en primer plano y aplazar la recompensa. La primera crisis en Occidente en los adultos es el divorcio. En esta cultura de lo inmediato ante las primeras dificultades, una pareja se divorcia. En la cultura del esfuerzo uno se perdona a sí mismo, a su pareja y empieza de nuevo.
Nosotros tratamos a mucha gente de México, Ecuador, de Santo Domingo. Tengo una anécdota. Un señor de 50 años y una mujer de 45 llega con una crisis conyugal importante. Con terapia, logran recuperar su matrimonio. Y nos vamos a comprar antigüedades a Madrid. Le acompaño. Ve una tapiz en el suelo. Muy antiguo. El dueño dice que ha estado roto y lo iban a tirar, pero lo han arreglado. Y yo le digo. "Llévate el tapiz, porque esto es el amor". Se ve precioso por delante, pero por detrás ha estado roto, quebrado y cosido, ese es el amor que se recompone con perdón y olvido.
SEXO Y PORNOGRAFÍA
La sexualidad se ha convertido en una moneda de cambio. Hay relaciones íntimas superficiales buscando placer sin conocer al otro y eso produce vacío a la larga. Ahí aparece el nuevo síndrome de SIMON: Soltero, inmaduro, materialista, obsesionado con el trabajo y narcisista. Con pánico al compromiso. Es raro encontrar jóvenes de 30 años solteros que quieran casarse.
Suicidio: ¿Por qué se dispara entre los jóvenes y menores?
Yo llevé a cabo un estudio estadístico con más de 200 intentos de suicidio no consumados, con el objetivo de demostrar el porqué de este comportamiento. Ha habido un cambio sustancial. Los suicidios juveniles son en la UE un mal endémico. El origen es complejo, pero uno es la destrucción de la familia. El 60% de las parejas de la UE están rotas, vueltas a rehacer y de nuevo rotas. El relativismo y los modelos de identidad que ofrece la sociedad están rotos.
El modelo de identidad es un referente que anima a seguir una directriz. Debe ser atractivo, coherente. Un periodista del corazón me dijo que le interesaban los famosos, pero solo aquéllos cuyas vidas estaban rotas. Esta temática engancha por el fondo morboso que empuja a una curiosidad malsana que no aporta nada.
La realidad es que un buen padre vale más de 100 maestros y una buena madre es como una universidad doméstica. Los padres no podemos pretender que nuestros hijos practiquen cosas que nosotros no hacemos. El ejemplo es fundamental. Significa coherencia. La pretensión, el esfuerzo es que haya una buena relación entre lo que uno dice y hace. Porque uno es que hace.
Entonces nos encontramos con que hay dos aprendizajes por contraste. He aprendido de mi padre cómo no se debe tratar a una mujer, o por imitación, copiar modelos sanos. Hay mucho de lo primero y menos de lo segundo hoy.
A la felicidad se la puede nombrar de muchas maneras. De entrada está la puntual y estructural. La primera son momentos felices donde uno para el reloj (vacaciones, Navidades, fiestas), el Carpe Diem de Horacio. La otra es la que yo llamo el arqueo de caja, que no es otra cosa que un balance existencial donde uno explora amor, trabajo, cultura y amistad. La felicidad tiene dos notas: amor y trabajo, vida afectiva y profesional.
La felicidad absoluta se da en el otro barrio, lo que debemos esperar es una felicidad razonable que arranca de moderar nuestras ambiciones. No pedirle a la vida lo que no nos puede dar.
Y Rojas pone como ejemplo a varias personalidades.
Tomás Moro dijo en el cadalso: "yo soy como los que nada tienen y nada poseen y muero feliz por mis ideales".
Aleksandr Solzhenitsyn, es otro ejemplo. Vive el comunismo duro y está en Siberia muchos años. Escribe, entre otros, 'Un día en la vida de Iván Denísovich' o 'Archipiélago Gulag'. Y él mismo dice en ellos que aquellos años fueron los más felices de su vida. Perdió 30 kilos, pero descubrió muchas cosas positivas.
Boris Cyrulnik, neurólogo, psiquiatra y psicoanalista, el padre de la resiliencia, se escapó de Auschwitz. Y tenia tres aspiraciones: tener una familia que lo aceptara, estudiar medicina, y ser psiquiatra y explicarle a la gente que lo te ayuda a crecer como persona son las dificultades, las adversidades. Hay que ser capaces de aprender lecciones en las adversidades de la vida.
Tengo pasión por Van Thuan, sacerdote católico. Pasó 13 años en la cárcel. 9 solo y 4 con presos comunes. Y salió de allí con fuerza y vitalidad. Pero por qué. Los explica en un libro suyo 'Testigos de esperanza'. Los carceleros le preguntaban por qué tenía fe en Jesucristo. Y él les dijo que por sus defectos. Porque no tenía memoria de lo malo, no sabía de matemáticas, era un aventurero...
Europa nace en varias colinas: la Acrópolis, el pensamiento; el Capitolio, el derecho, el Gólgota, el cristianismo y la Revolución Francesa con su igualdad, libertad y fraternidad. Europa es griega, romana e ilustrada. Europa ha abandonado sus raíces y flota a la deriva. Es más importante EEUU, China. Europa necesita un tratamiento psicológico a fondo.
Es cierto que Occidente también tiene luces. La solidaridad, los avances médicos, la incorporación de la mujer al trabajo, el avance en las comunicaciones, la tecnología o la democracia. Pero también sus sombras.
Es una enfermedad del estado de ánimo que puede ser exógena, que viene de fuera y endógena, que es bioquímica y de fondo hereditario. Estas segundas se curan el 90% con farmacoterapia. Las primeras necesitan terapias y son más complicadas.
Las emociones se pueden clasificar en pares antagónicos: amor y odio, alegría y tristeza, paz y miedo, admiración y desprecio… Y lo cierto es que, tanto ellas como las pasiones y motivaciones pueden condicionar la conducta. Por eso saber identificarlos puede ayudar, no solo a ser capaz de controlarlos, sino a conseguir dominarlos y que no sean estos aspectos los que nos dominen. En el templo de Apolo ya se decía “conócete a ti mismo”. Ese era su primer grado de sabiduría.
Las leyes del amor en este caso son claras. Primera, para estar bien con alguien, primero hay que estar bien con uno mismo. Uno ama como ha sido amado. Es como un boomerang. Saber que el amor es un trabajo artesano, cuidando los detalles pequeños y tener inteligencia emocional.
La mujer ha demostrado en los últimos 30 años en Occidente una superioridad frente al hombre extraordinaria. Además de la maternidad se ha incorporado a todas las labores masculinas.
La pornografía es un negocio en el que la mujer es presentada como un objeto de placer. Y en el Gobierno se intenta que el que se incorpore a pantallas de su DNI, pero el acceso hoy de niños de 10 o 12 años se hace con el móvil y con descontrol. Es muy difícil que un niño que consume pornografía respete luego a la mujer y de ahí viene una cascada de violencia. La sexualidad es importante, pero sin referencias... La violencia se fomenta de forma enmascarada en muchos ambientes, este es un mundo que técnicamente es una maravilla, pero humanamente está hoy perdido. Es una gran paradoja.
De la muerte no se habla porque estamos centrados en el hedonismo, en el placer, el consumismo , la permisibilidad y el relativismo y eso conduce a un individualismo atroz donde la muerte desaparece. No cuenta. Y entonces se produce el miedo y pánico a la muerte. Decía Heidegger que el hombre es un ser para la muerte y si desaparece se acaba con una referencia esencial. Uno muere como ha vivido.
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