Un estudio revela que los compuestos plásticos se pueden transferir a las patatas cuando se cocinan en el microondas
Un equipo de investigadores de la Universidad de Almería ha descubierto que algunos compuestos plásticos se transfieren a las patatas cuando se cocinan en el microondas
Una molécula identificada en el análisis procede de un producto sintético que aún no ha sido identificado
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Un equipo de investigadores de la Universidad de Almería ha descubierto que algunos compuestos plásticos se transfieren a las patatas cuando se cocinan en el microondas. El estudio concluye por primera vez que durante este proceso se forman sustancias in situ, cuyos efectos sobre la salud aún se desconocen.
Como señala el informe de la Fundación Descubre, los investigadores analizaron alimentos envasados disponibles en el mercado que han sido sometidos a diversos procesos para garantizar la seguridad alimentaria. Esto incluye los plásticos que pueden fundirse o transferir sustancias nocivas a los alimentos si no están especialmente tratados para soportar altas temperaturas.
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Los detalles del estudio
Por eso, para evitar estos efectos nocivos, existen envases especializados que soportan el calor de la cocción, como los que se utilizan para los alimentos listos para el consumo. "No obstante, no conocemos todas las posibles transferencias de sustancias químicas que forman al calentar comida envasada", ha indicado el investigador Francisco José Díaz Galiano.
De ello trata el artículo 'Cooking food in microwavable plastic containers: in situ formation of a new chemical substance and increased migration of polypropylene polymers', publicado en Food Chemistry, donde los científicos analizan el caso de las bolsas de patatas preparadas ya para cocinar.
"Elegimos este alimento porque es básico y suele consumirse con frecuencia. Además, posee una composición química que podía interactuar de manera diferente con los materiales plásticos", ha detallado Díaz Galiano.
En el primer caso de estudio se utilizó lo que los científicos denominan "análisis no dirigido", en el que se realizan pruebas químicas sin una definición clara de lo que se busca. En este proceso, los investigadores examinaron cuidadosamente las muestras para identificar cualquier sustancia producida por la cocción de las patatas en recipientes de plástico.
En primer lugar, los expertos compraron varias bolsas de patatas en un supermercado local de Almería, en cuyo envases se indicara que se permitía su cocción conjunta. A continuación, cocinaron las patatas de diversas formas: trituradas y enteras, con y sin la bolsa. Las patatas se calentaron en agua destilada hirviendo y en un microondas, utilizando el envase original y cristalería apta para microondas. Los expertos explicaron que cocinaron las patatas durante el tiempo indicado en la etiqueta y analizaron las patatas sin cocinar.
A continuación utilizaron una sustancia conocida como simulante, que se emplea en la investigación de laboratorio para representar o simular la interacción entre materiales, como los envases, y alimentos reales. Con su ayuda, los expertos recrearon la interacción química entre el envase y la patata y así comprendieron mejor cómo afecta el plástico de las bolsas a la composición molecular de la patata cocida. Por último, los expertos utilizaron una técnica analítica llamada espectrometría de masas de alta resolución, que identifica sustancias químicas y compuestos en una muestra, en este caso patatas cocinadas de distintas formas.
Resultados del análisis
Así, los expertos identificaron una serie de polímeros (plásticos) que sólo se transfieren cuando las patatas se cuecen dentro de la bolsa en un microondas. Encontraron un compuesto desconocido formado por dos moléculas, como dos piezas de un rompecabezas.
Una de ellas procede de un producto natural, la maltosa, un azúcar que se forma durante la preparación de algunos alimentos y que es potencialmente perjudicial porque tiene un alto índice glucémico. Es decir, cuando se consume en grandes cantidades, puede afectar a los niveles de azúcar en sangre debido a su rápida conversión en glucosa.
La otra molécula, en cambio, procede de un producto sintético que aún no ha sido identificado. Los expertos concluyen que este compuesto se formó in situ como resultado de las reacciones químicas que se producen en plásticos y alimentos cuando se calientan en un microondas. "Aunque sabemos cómo se forma, aún no hemos determinado exactamente qué es ni de dónde procede exactamente este compuesto. Sólo que al producirse de esta manera, y al estar parcialmente formado por maltosa, no están claros sus efectos sobre la salud", explica Díaz Galiano.
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