La Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) ha advertido que la cirrosis hepática y la hepatitis asociadas al alcohol están aumentando de forma alarmante entre mujeres y jóvenes. Una tendencia que provocará una epidemia en la próxima década por el cambio que se ha producido en el patrón de consumo, así lo ha subrayado la asociación. Y es que los expertos han asegurado que ahora se comienza a beber a edades más tempranas -a los 14 años- lo que puede tener efectos perjudiciales para la salud, al igual que el abuso de la comida rápida.
Manuel Romero Gómez, presidente de la Asociación Española para el Estudio del Hígado, ha desmentido las falsas creencias que existen entre los jóvenes y el alcohol. La teoría de “los fines de semana, me pongo hasta arriba, pero entre semana no pruebo ni gota, así que no pasa nada” no es real. “No hay consumo seguro de alcohol”, ha sentenciado.
Los hepatólogos han explicado que el nuevo patrón de consumo comparte similitudes con el tabaquismo y sus “atracones” durante el fin de semana. Los expertos, en un comunicado con motivo de la conmemoración del Día Mundial sin Alcohol, han afirmado que se trata de una tendencia que se inició en el mundo anglosajón y que ya comienza a manifestarse en los países mediterráneos. Así, han subrayado la importancia de ponerle freno con sensibilización y prevención.
Ramón Bataller, jefe de Hepatología del Clínic de Barcelona, ha recalcado que el consumo de alcohol debe ser ocasional y moderado, ya que la ingesta diaria y el patrón de bebida tipo “atracón” puede tener efectos perjudiciales no solo en el hígado, sino en otros órganos. Una condición que afecta sobre todo a las mujeres y jóvenes.
Según la Asociación Castellana de Aparato Digestivo, la enfermedad hepática relacionada con la ingesta de alcohol es la causa más prevalente de enfermedad hepática avanzada y cirrosis hepática en Europa, incluido España. El 50% de los casos de cirrosis a nivel mundial son provocados por el alcohol y es la segunda causa de trasplante hepático en los Estados Unidos.
Entre los síntomas más comunes de la hepatitis alcohólica son el cansancio, la ictericia y la ascitis (acumulación de líquido en el abdomen). En los casos donde la enfermedad es más grave, se puede experimentar falta de apetito, malestar digestivo, dolor en el lado derecho del abdomen, fiebre y la alteración de la coagulación. En cambio, aunque la cirrosis puede ser asintomática, se puede sufrir una hemorragia digestiva, color amarillento en la piel, cambios en la conducta y desnutrición.
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