La lengua tiene múltiples funciones, especialmente relacionadas con el aparato digestivo y con la capacidad para articular el lenguaje. Pero eso no es todo, además ofrece una valiosa información sobre la salud de una persona. No en vano, hay culturas que emplean su observación concienzuda para evaluar el estado general de un individuo.
Existen diversos indicadores que resultan sumamente útiles para vislumbrar cómo es la salud de una persona, aunque los más importantes son el color y la textura. Eso sí, antes de nada hay que apuntar cuál suele ser el aspecto de una lengua sana. Tal y como leemos en el blog de la Clínica Dental Urbina de Salamanca, una lengua saludable es de color rosado, su superficie debe ser lisa y ha de ser húmeda, ya que “si tu lengua está seca puede indicar que sufres de estrés, anemia, diabetes u otra afección”.
Como hemos apuntado, el color de la lengua nos ayuda a adivinar alguna posible patología o hábito poco saludable que tengamos. Como acabamos de ver, lo normal es que el aspecto sea rosado, de modo que cuando se produce una variación, habremos de estar muy atentos.
Por ejemplo, una lengua enrojecida puede indicar deficiencia de hierro o vitamina B12, mientras que una lengua amarilla puede estar relacionada con problemas en el hígado o la vesícula biliar. Asimismo, si el tono es de un rojizo muy oscuro, podríamos estar hablando de una inflamación en algún lugar del cuerpo e incluso de la aparición de algún elemento cancerígeno.
Otra opción es que la lengua esté más pálida de lo normal, lo cual podría ser signo de anemia o de una clara deficiencia de nutrientes. Son precisamente las tonalidades blanquecinas las más comunes. Además de la causa ya citada, se encuentra la opción de que exista una infección de hongos –debido a alguna candidiasis oral–, o simplemente de que no estamos realizando una correcta limpieza de la boca.
Finalmente, puede darse el caso de que la lengua se encuentre amarronada o decolorada, lo que “indica consumo excesivo de tabaco o de antibióticos”, tal y como apuntan en la Clínica Dental Ruiz de Gopegui.
Además del color, otra característica de la lengua también nos puede ayudar a saber si tenemos algún problema de salud: su textura. En este caso, una lengua hinchada podría indicar retención de líquidos, mientras que una lengua áspera podría ser un signo de deshidratación o incluso de diabetes. Además, la presencia de grietas o fisuras también puede ser un indicador de desequilibrios nutricionales o de problemas digestivos.
Sobre este aspecto también se pronuncia esta última clínica, apuntando que las manchas en la parte superior significan “intoxicación o alergia”; los granos o las llagas, “un consumo excesivo de azúcares refinados, grasa o proteínas”; las grietas en el medio, “problemas digestivos”, y la punta excesivamente roja, “dolencia física o problemas emocionales”.
Así pues, la observación de la lengua puede ser una herramienta complementaria valiosa a la hora de interpretar los posibles problemas de salud que una persona pueda tener.