La Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición ha alertado sobre el consumo seguro de pescado ante la presencia de altos niveles de mercurio que pueden afectar a mujeres embarazadas, en período de lactancia y a la población infantil.
Los peces acumulan mercurio en su organismo a lo largo de su vida y esto ocurre especialmente en aquellas especies de gran tamaño como los grandes depredadores a causa de la contaminación medioambiental.
El mercurio es un elemento altamente tóxico que puede afectar al sistema nervioso central en desarrollo, tanto si se consume directamente a través de alimentos contaminados o a través de la placenta, que puede pasar al feto. Su concentración puede dañar los riñones, los pulmones y el sistema cardiovascular.
Las mujeres embarazas, los niños en lactancia y menores de entre 10 y 14 años son población vulnerable, que deben limitar su consumo a 120 gramos al mes, según la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición.
La población general puede consumir todo tipo de pescados y se recomienda tres o cuatro raciones a la semana variando entre especies de pescados blancos o azules.
Comer pescado es saludable, aporta energía, es una fuente de proteínas de alto valor biológico y contribuye a la ingesta de nutrientes esenciales como el yodo, el selenio, el calcio y las vitaminas A y D, pero es bueno tener en cuenta las recomendaciones de las autoridades sanitarias sobre la presencia de metil-mercurio en pescados y mariscos.
Para ello es bueno, considerar que los pescados que pueden contener altos niveles de mercurio son el pez espada/emperador, el atún rojo , el tiburón (cazón, marrajo, mielgas, pintarroja y tintorera) y el lucio. Sobre todo puede resultar muy dañino para embarazadas y niños. Los que menos mercurio contienen y por tanto es más seguro su consumo son el abadejo, el bacalao, la merluza o la palometa.