La salud mental y la soledad en personas mayores, terreno desconocido incluso para la medicina
La salud mental de las personas mayores es un área desconocida para la profesión médica y muchos profesionales han denunciado la situación
La tasa de suicidios alcanza el 12% en las mujeres de 75 a 84 años y el 5% en los hombres de este mismo grupo
El maltrato silencioso del que nadie habla: más de 5.000 mayores de 65 años lo sufren
Varios estudios se han realizado con respecto a la relación entre la soledad y una menor esperanza de vida. 'Kodokushi', como la llaman los japoneses. La soledad no deseada es un factor silencioso de riesgo de mortalidad, muy al igual que el tabaquismo, la obesidad y la contaminación ambiental. Junto con el edadismo y el deterioro físico y cognitivo que conllevan la vejez, la salud mental de nuestros mayores, que lejos de buscar ayuda terapéutica reciben cantidades excesivas de psicofármacos, se ve amenazada.
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La salud mental de las personas mayores era hasta hace bien poco un área desconocida para la profesión médica, según señala el psicólogo Gabriel Ródenas, especialista en Psicología Clínica. Aún así, con el aumento de la esperanza de vida de la humanidad, ha llegado el momento de profundizar en el estudio de las necesidades específicas de este grupo de edad "tan sensible", que cuenta ya con más de 9 millones de personas. Aunque una buena parte de nuestros mayores gozan de buena salud mental, muchas son susceptibles a trastornos mentales, enfermedades neurológicas o problemas de abuso de sustancias, según la OMS.
La mayor tasa de suicidios
Carmen Rodríguez Blázquez, investigadora del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) y miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), aclara que no hablamos de un grupo homogéneo, ya que no es lo mismo tener 65 años que 80, ni todos cargamos con la misma historia de vida. En cualquier caso, cree que esta población es la más resistente ante los problemas que se le presentan, lo cual es un escudo psicológico, pero eso no significa que sean inmunes. La vejez "es un éxito", dice, pero hay que "vivir cada vez mejor". Algo imposible sin salud mental.
Según el Ministerio de Sanidad, el 4,1% de la población sufre depresión, pero esta cifra aumenta gradualmente con la edad, hasta alcanzar el 12% de las mujeres de 75 a 84 años y el 5% de los hombres de este mismo grupo. Junto con la ansiedad, la depresión es la patología relacionada con la salud mental más frecuente, junto con la demencia: la última Encuesta Europea de Salud disponible para 2020 estima que más de 403.000 personas mayores de 65 años (4,5%) sufren trastorno depresivo mayor (TDM) y casi 446.000 otros tipos de depresión (5%). "Se suelen dar sobre todo en contextos de aislamiento, de institucionalización o poco estimulantes, que no favorecen la independencia", señala Ródenas, vocal de la Sociedad Española de Psicología Clínica-ANPIR.
La incidencia aumenta progresivamente (del 3,2% en el grupo de 65-74 años al 4,68% en el de 75-84 años y al 8,2% en el de 85 o más años), con diferencias significativas entre sexos: en los hombres oscila entre el 2,2% y el 3,2%, en las mujeres se disparó al 6,3 %. Lo contrario ocurre con el suicidio, que también alcanza su máximo en edades avanzadas: según el INE, en 2022, las tasas más elevadas se registraron en los grupos de 85-89 y 90-94 años, con casi 20 casos por cada 100.000 habitantes (frente a 7,6 en el total), pero la tasa de los hombres es casi ocho veces superior a la de las mujeres.
Las personas mayores presentan los mismos síntomas de la depresión, pero con matices "cualitativamente distintos", ya que son personas que "han perdido" su entorno inmediato, están más "solas y aisladas", "cuyos hijos han formado sus familias" y pueden sentir soledad o aislamiento. Mientras que la ansiedad por sí sola se caracteriza por síntomas como la inquietud, el nerviosismo y alteraciones del sueño, la demencia conlleva un aumento de la agitación, la desorientación y la pérdida de memoria.
"Las mujeres vivimos más pero en peor estado de salud: tenemos más enfermedades crónicas, más discapacidad, y sufrimos además doble discriminación, la del sexismo y la del edadismo, y eso, evidentemente, influye en la salud mental", argumenta la epidemióloga.
"España no es país para viejos"
"Nos queda mucho que aprender y hay que cambiar de mentalidad y dejar de asociar el envejecimiento a problema", prosigue Rodríguez; la lucha contra la discriminación por motivos de edad requiere legislación, formación y sensibilización, también entre los profesionales sanitarios, y el fomento de las relaciones intergeneracionales.
El bienestar mental también exige dejar a las personas mayores, subraya la especialista en envejecimiento y calidad de vida, "el mayor tiempo posible en su sitio, en su vecindario, con su gente conocida y su tendero de la esquina", y si no hay más remedio que internarlas en una institución, ayudarlas a ser lo más independientes posible, y eliminar la imagen de las personas mayores como marginados internados en "residencias como mataderos".
"España no es país para viejos, España a veces no es país para mucha gente. Aquí no se avanza más que a abocar a la gente mayor hacia la soledad, olvidando a la gente que pasó antes por los caminos que andamos nosotros ahora y sin pensar que, al final, todos llegaremos ahí. Y eso si tenemos la suerte de llegar", enfatiza el presidente de la Confederación Salud Mental España, Nel González Zapico.