Los pies pueden indicarnos cosas sobre nuestro estado de salud y su cuidado es fundamental para evitar otros males en el cuerpo. El verano es una época propicia para los hongos, siendo la infección más común.
Hace unos meses, la podóloga que reina en Instagram, Neus Moya, daba las claves para cuidar los pies de los niños este verano. Y es que la exposición solar y el contacto constante con el agua pueden provocar una deshidratación excesiva en la piel.
Tener los pies con los talones agrietados y secos e incluso alguna uña rota es de lo más habitual tras la época estival. Además, el uso de chanclas o sandalias también puede provocar diferentes dolencias.
Por ello, desde Laboratorios Viñas detallan algunas recomendaciones para reparar los pies y, al mismo tiempo, instaurar ciertos hábitos que mantengamos a lo largo de la temporada. Aunque no estén a la vista, hay que mantenerlos perfectos.
Una revisión con profesionales. Es conveniente acudir al podólogo tras las vacaciones para que pueda examinar los pies y realizar una quiropodia. Es decir, eliminar las callosidades y cualquier alteración de las uñas. Al mismo tiempo, el especialista podrá descartar cualquier disfunción o patología.
Una buena higiene e hidratación. Resulta fundamental dedicar un momento a limpiar los pies a fondo. No sólo para prevenir la proliferación de bacterias y hongos que puedan causar infecciones, sino también para mantener a raya el sudor y el mal olor.
Además, lavar los pies en agua templada ayuda a prevenir las durezas y las callosidades. Para ello, es suficiente con un jabón suave, pero ligeramente antiséptico y desodorante. Lo que es clave es secarlos bien y prestar atención al espacio entre los dedos. Y es que el exceso de humedad puede favorecer infecciones o heridas.
Del mismo modo, indican la conveniencia de aplicar una crema hidratante a diario. Con ello evitaremos que se nos agrieten y sequen los talones y los pies estarán más protegidos frente a rozaduras y ampollas.
Otros tratamientos para los pies. Existen productos para el cuidado, de uso domiciliario, especialmente formulados para tratar algunas de las afecciones podológicas más comunes después del verano.
Las cremas exfoliantes, el raspado mecánico con piedra pómez o limas y el empleo de agentes queratolíticos tópicos pueden ser de gran ayudar. Si el problema es el excesivo sudor, existen preparados tópicos destinados a combatirlo y mitigar las molestias.
Un calzado correcto. A la hora de elegir zapatos, hay que optar por algo cómodo y adecuado para la actividad a realizar. Además, debe estar diseñado de tal forma que respete la anatomía y la funcionalidad del pie.
Es decir, no hay que utilizar un calzado estrecho, demasiado rígido ni excesivamente plano. Por supuesto, tampoco recomiendan los tacones altos. Si el calzado está realizado con materiales naturales, favorecerá la transpiración y ayudará a evitar el exceso de humedad.