Cómo afecta el calor extremo a personas con patologías crónicas y en edad avanzada

El calor extremo afecta a la salud de todos cuando nos exponemos durante más tiempo del debido. Pero no afecta a todos por igual: las personas con patologías crónicas y en edad avanzada pueden sufrir serios problemas en el verano.

Las personas con enfermedades o en edad avanzada sufren más el calor

Personas con enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus, obesidad, afecciones respiratorias, que toman medicamentos por patologías crónicas o con avanzada edad, son las más propensas a sufrir los efectos del calor extremo, que les pueden llevar a tener "complicaciones de gravedad".

Así lo ha manifestado a EFE la médico internista de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) Pilar Cubo, al explicar que las elevadas temperaturas pueden provocar síntomas leves, como calambres, o más preocupantes que van desde el síndrome de agotamiento-deshidratación al golpe de calor.

Este último episodio se produce a consecuencia de un "fracaso agudo" de la termorregulación del cuerpo, de aparición muy rápida -entre 1 y 6 horas- y de evolución fatal -en menos de 24 horas- si no se trata rápidamente.

Estos los síntomas que alertan de un golpe de calor

Según Cubo, en personas sanas, el organismo, a través del sistema de termorregulación, ajusta una variedad de mecanismos fisiológicos para regular la temperatura central y mantener un nivel constante, independientemente de las condiciones ambientales.

Sin embargo, con la llegada del verano, en los mayores y en los que sufren patologías crónicas estos mecanismos no funcionan como deberían y se produce un aumento de la temperatura central del cuerpo.

Esto puede provocar debilidad, náuseas, vómitos, cefalea o sensación de mareo, además de otros signos clínicos como "la temperatura corporal elevada, taquicardia, taquipnea e hipertensión", como comenta la doctora.

En el peor de los casos, puede sufrirse el coma

También daría lugar a alteraciones neurológicas como la fluctuación del nivel de conciencia, irritabilidad, conducta inapropiada, agitación, disartria, ataxia, convulsiones y coma.

La internista advierte de que en los grupos vulnerables puede generar aun más complicaciones, entre las que cita el síndrome de dificultad respiratoria aguda, la coagulación intravascular diseminada, la insuficiencia renal aguda, la lesión hepática, la hipoglucemia y la rabdomiólisis.

Las enfermedades cardiovasculares, un factor de riesgo

Aunque existen diferentes factores de riesgo individuales que pueden alterar la adaptación del organismo al "estrés térmico", se han encontrado algunas patologías en las que aumenta el peligro de hospitalización y mortalidad.

Entre ellas figuran las enfermedades cardiovasculares porque con estas patologías se reduce la capacidad "para aumentar el gasto cardíaco lo suficiente y mantener un flujo sanguíneo adecuado en la piel cuando la temperatura central está elevada".

Diabetes, obesidad y problemas respiratorios como el asma

También deben de estar alerta los afectados por diabetes mellitus, en los que se incrementan un 30 % las hospitalizaciones, ya que "la respuesta del flujo sanguíneo de la piel está alterada, y el control deficiente de la glucosa y la presencia de neuropatía pueden afectar la sudoración".

Las personas con obesidad son 3,5 veces más propensas a sufrir un golpe de calor porque disminuye el flujo sanguíneo de la piel y el tejido adiposo subcutáneo más grueso "restringe la transferencia de calor por conducción".

Para los afectados por enfermedades respiratorias crónicas, tanto asma como de carácter pulmonar, el peligro podría estribar en los cambios en la calidad del aire que acompañan las condiciones más cálidas.

Asimismo, otras condiciones crónicas como la insuficiencia renal, el hipertiroidismo, las enfermedades neurológicas (Alzheimer o Parkinson), y las psiquiátricas, también aumentan la susceptibilidad al calor.

Mucho cuidado si te estás medicando  

Cubo advierte de que algunos medicamentos interaccionan con los mecanismos adaptativos del organismo en caso de temperatura exterior elevada y, por lo tanto, contribuyen "al empeoramiento de estados patológicos graves por una larga exposición al sol".

Se debe a que los fármacos alterarían la hidratación, la termorregulación del cuerpo, la función renal o la limitación del aumento del gasto cardíaco.

En los pacientes en edad avanzada con patologías previas, el uso de medicamentos puede ser responsables de algunas de las muertes relacionadas con el calor. Pero, además, el envejecimiento altera la capacidad para sentir la sed, por lo que hay un menor control de la "homeostasis del metabolismo hidro-sódico y una disminución de la capacidad de termorregulación mediante la transpiración".

Sigue estos consejos para reducir los riesgos del calor extremo

Entre las recomendaciones de la internista para mitigar los efectos del calor destaca la ingesta de agua y líquidos con mucha frecuencia, aunque no se tenga sed, evitar bebidas con cafeína o alcohol, usar ropa ligera y holgada, revisar el tratamiento farmacológico y controlar el peso y la tensión arterial.