A Marisa se le vino el mundo abajo cuando su hijo de 13 años le contó que lo estaba pasando muy mal porque sus amigos del instituto le habían dejado de lado varias veces. “Entré en bucle, en una especie de tormenta emocional que me impedía concentrarme en el trabajo. Estaba todo el tiempo visualizando y reviviendo situaciones que me había contado mi hijo y que yo también pasé de pequeña. Estaba hundida y fui incapaz de apoyarle y ayudarle como él necesitaba. Esto me pasa porque soy PAS, me dijo Marisa; personalidad altamente sensible, ya sabes. Las cosas me afectan más de lo normal. Lo he visto en Internet”
El término PAS fue acuñado por la doctora Elaine Aron en los años 90 para referirse a un tipo de persona que se caracteriza por una extrema sensibilidad que les permite percibir el mundo con más intensidad. Todo comenzó cuando Elaine Aron se hizo consciente de que su manera de procesar la información y de percibir el mundo era muy diferente a la del resto de personas. Entonces se puso a investigar y descubrió que, al igual que ella, existe un porcentaje de personas que comparten este rasgo, al que puso el nombre de “alta sensibilidad”.
Algunos estudios posteriores (no los suficientes según algunos expertos) profundizaron en las características de las personas altamente sensibles y sus posibles causas. Como explicábamos en este artículo de NIUS, hasta la descripción de Elaine Aron estas conductas hipersensibles, se solían confundir con algunos trastornos mentales y/o emocionales, pero pronto se demostró que la alta sensibilidad no es ningún trastorno, sino una peculiaridad en el procesamiento sensorial, que afecta a aproximadamente el 20% y el 30% de la población mundial, según un artículo de investigación publicado en la revista Nature en 2018.
La doctora Aron estableció que para que una persona pueda ser catalogada como PAS, se tienen que dar estas cuatro características:
Hasta el padre o la madre más sosegado, tranquila y ecuánime se puede sentir en algún momento completamente abrumado y/o exhausto. En una casa con niños pequeños no es extraño que el caos, los ruidos y el desorden campen a sus anchas. Si la crianza es ya de por sí muchas veces caótica…¿qué ocurre cuando uno de los progenitores es PAS? Es decir, ¿qué ocurre cuando para uno de los progenitores las situaciones caóticas son mucho más estresantes que para la mayoría? A todas luces parece que tenemos la combinación perfecta para el desastre…
Por este motivo estos padres y/o madres PAS tendrán el doble de desafío educativo que otros padres que no son PAS… y no solo por las consecuencias de su menor tolerancia a los estímulos sensoriales del entorno (dado que esto les generan más estrés) sino también porque su alta sensibilidad emocional ante el sufrimiento de sus propios hijos puede dejarlos sin los recursos necesarios para sostenerlos y ejercer su papel de progenitor. Eso es exactamente lo que le ocurrió a Marisa con su hijo; que su contagio emocional fue tan grande que le impidió estar ahí para apoyar a su hijo adolescente en uno mal momento.
Por todo ello los expertos insisten en que una de las herramientas más útiles para los padres y madres que además tienen personalidades altamente sensibles es la adquisición de competencias emocionales, es decir: aprender a identificar, aceptar y gestionar sus emociones de manera que estas estén a su servicio y no al contrario.
Es cierto que las personas PAS suelen ser más irritables, tal vez de apariencia más frágiles y vulnerables. Sin embargo, la alta sensibilidad tiene sus luces y sus sombras. Esta capacidad de percibir el mundo con mayor intensidad incluye tanto aspectos negativos como positivos…al igual que una PAS percibe con mayor intensidad los estímulos aversivos del entorno, también tiene la capacidad de ser más sensible a las cosas buenas que le rodean y por tanto, son capaces de disfrutar más del entorno, de la vida y las personas que le rodean…esto ocurre porque una persona altamente sensible es capaz de leer entre líneas y ver todos los matices que otros no ven: también tiene su parte buena.
Quien tiene hijos o hijas sabe que, en la crianza, esos matices pueden ser clave para poder conectar con sus auténticas necesidades, para poder comprenderlos y empatizar con ellos…¿cuántas veces no hemos dicho eso de “este niño qué pesadito está no hay quien le aguante hoy” sin darnos ni cuenta de que lo que le ocurría era sencillamente que estaba cansado y que necesita un poco de calma?, ¿cuántas veces, por ejemplo, con hijo adolescente nos hemos tomado como algo personal una mala contestación cuando él o ella simplemente estaba expresando un malestar emocional por un motivo que nada tenía que ver con nosotros y eso llevó a una fuerte discusión, castigo, reproches etc? Si hubiéramos sido capaces de percibir que detrás de esas ‘malas conductas’ había una necesidad…¿habríamos actuado de esa manera, les habríamos hablado de esa manera?
Por eso, los expertos dicen que cuando se trata de la crianza de los hijos, los padres altamente sensibles tienen el potencial de ser excepcionales porque sensibilidad les ayuda a comprender a sus hijos y responder más rápida y adecuadamente a sus necesidades.
¿No es hasta cierto modo normal que a una madre le afecten los problemas de sus hijos -sea o no PAS- y que sufran por ello hasta el punto de pasar unos días en una especie de tormenta emocional?, ¿no se estará usando este término de PAS demasiado a la ligera?
Lo cierto es que en el ámbito de la psicología sigue habiendo una gran controversia sobre el término persona altamente sensible (PAS). El neuropsicólogo Nacho Roura explicaba recientemente en sus redes sociales que este concepto es más bien una etiqueta que se encuentra muy presente en el diálogo popular y que ha experimentado un boom en los últimos años por la cantidad de veces que se comparte por redes sociales. Según Roura, el concepto de sensibilidad de procesamiento sensorial, hace referencia a un modo en que el cerebro recibe e interpreta la información sensorial del entorno. Con el tiempo se ha ido ampliando este concepto y se ha descrito que las personas con alta sensibilidad muestran cuatro características: un procesamiento más profundo de la información, gran empatía y reactividad emocional, una gran percepción de los matices y detalles del entorno y una elevada tendencia a la saturación sensorial. Según este neuropsicólogo, hay que poner en entredicho este concepto dado que ni siquiera hay evidencia que explique realmente qué es la sensibilidad, qué implica un procesamiento más profundo de la información y cómo se traduce esto en actividad cerebral…Roura concluye que la alta sensibilidad no parece ser nada nuevo ni diferente a otros rasgos de la personalidad que ya conocíamos y advierte de los peligros de hablar a la ligera de la personalidad altamente sensible como si realmente contáramos con criterios que nos permitiesen distinguir quien es PAS de quien no lo es.
Más allá de si el término PAS se usa o no a la ligera, (muchos constructos psicológicos sólidos se usan a la ligera) lo cierto es que todavía hay pocos estudios sobre la personalidad altamente sensible que, como dice Roura, permitan dar al concepto esa validez científica.
Hay insuficientes estudios, efectivamente, pero lo cierto es que cada vez hay más. Una de las investigaciones más recientes tiene que ver precisamente con la maternidad o paternidad de PAS y con el hecho de que estar en mayor sintonía con los detalles -algo muy característicos de las PAS- puede ser un factor positivo en la crianza de los hijos.
En unas semanas este trabajo se presentará en el contexto de la Conferencia Europea sobre Psicología del Desarrollo. Se trata de un estudio piloto realizado en Italia por la Investigadora Francesca Lionetti de la Universidad d'Annunzio de Chieti-Pescara, que descubrió que las experiencias negativas de la infancia afectan a la forma en que una persona altamente sensible responde, ya de adulto, a la maternidad o paternidad. En este nuevo estudio, Lionetti ha podido constatar esta idea de la que venimos hablando en este artículo de las luces y sombras de ser un progenitor PAS. La investigación de la psicóloga italiana concluye que si bien los padres altamente sensibles experimentaron inicialmente (hasta que sus bebés tuvieron 9 meses) altos niveles de estrés, más adelante mostraron mejores estilos de crianza en comparación con aquellos que tenían bajos niveles de sensibilidad.