Klotho, la proteína de la longevidad capaz de rejuvenecer el cerebro y reactivar la memoria

Un estudio, publicado en Nature Aging, ha desvelado que una proteína antienvejecimiento mejora la memoria, temporalmente, en primates mayores. Así lo han descubierto los científicos tras inyectar Klotho, una proteína que disminuye con la edad, y que aumenta la capacidad de comunicación entre neuronas. El proyecto se ha realizado con monos de 22 años de edad, que equivale a 65 años en humanos, para conseguir los mismos resultados que ya obtuvieron en ratones.

Las pruebas cognitivas se basaron en juegos de memoria espacial para ver si eran capaces de recordar dónde estaban las golosinas, un proceso similar al que hacen los humanos cuando intentan recordar dónde han aparcado el coche. Los científicos observaron que los macacos mejoraron en sus capacidades cognitivas en un 65% de las veces frente aquellos que no se les inyectó nada, que solo acertaron en un 45%. Este descubrimiento se podría utilizar para nuevos tratamientos sobre enfermedades neurodegenerativas en humanos como el Alzheimer.

Los resultados permanecieron dos semanas

Las pruebas cognitivas a los macacos se realizaron a través de la tarea de respuesta espacial para evaluar los circuitos frontotemporales y las regiones del cerebro (incluyendo el hipocampo y la corteza prefrontal). Los científicos observaron que la mejora cognitiva y el rendimiento promedio persistieron en múltiples pruebas durante la primera y segunda semana después del tratamiento.

Esta proteína, que es secretada principalmente por el riñón y las paratiroides, disminuye con el envejecimiento y antes de experimentarse en monos, demostró que mejora la función simpática, potencia la cognitiva y también prolonga la vida en ratones.

Los niveles de klotho “aumentan en la sangre después de realizar ejercicio aeróbico”, lo que indica que “el ejercicio físico puede ser una alternativa para contrarrestar los efectos del envejecimiento. Sin embargo, aún se desconoce cuál sería la concentración fisiológica óptima.

También descubrieron que inyectar dosis más altas a los primates no mejoraba la cognición. Esto sugiere que, para el cuerpo humano, se necesita introducir niveles más bajos y más “fisiológicos” de la hormona para tratar de forma terapéutica la mejora cognitiva. Pese al gran descubrimiento, los científicos advierten sobre su desconocimiento acerca de cómo se podría utilizar estas inyecciones para mejorar el cerebro humano de momento.