Ana Obregón ya ha publicado 'El chico de las musarañas', el libro que comenzó a escribir su hijo, Aless Lequio, cuando le diagnosticaron cáncer en 2018, que no le dio tiempo a terminar y que ella misma ha finalizado por él.
Un relato desgarrador en el que la bióloga habla de cómo vivió la enfermedad de su hijo, el indescriptible dolor que sintió tras su muerte -desvelando que incluso a punto estuvo de suicidarse- y el infierno que ha atravesado en los últimos tres años hasta cumplir la última voluntad de su hijo, el nacimiento de la pequeña Ana Sandra. "La historia de amor más bonita y cruel jamás contada" explica la propia Ana.
'El chico de las musarañas' comienza con una fecha que la presentadora jamás olvidará: el 23 de marzo de 2018. Ese día, mientras iba de camino a la fiesta de fin de rodaje de la serie 'Paquita Salas', la actriz recibió una llamada de Aless: "Mamá, me muero de dolor, me voy a urgencias".
Lo que parecía que sería un simple abceso -el joven llevaba tres meses sufriendo dolores- resultó ser un tumor maligno de diez centímetros. "Han encontrado un abceso bastante alargado por la pared del recto y quieren saber qué es", estas fueron las últimas palabras que Aless Lecquio escribió del libro.
En pleno proceso médico para averiguar qué le estaba pasando a su hijo, Ana Obregón se vio en la obligación de informar al equipo médico del trastorno de sangrado que padece Alessandro Lequio y que ella pensaba que podría haber heredado su hijo.
Según cuenta ella misma en las páginas que ha escrito en el libro, Ana Obregón pensó que su hijo podría padecer de forma hereditaria la enfermedad Von Willebrand. Este trastorno sanguíneo se produce cuando la sangre no coagula adecuadamente.
Hay que explicar que la sangre está compuesta de muchas proteínas que ayudan a que el cuerpo deje de sangrar. Una de estas proteínas que hace que se detenga el sangrado se llama factor de Von Willebrand. En las personas con la enfermedad de Von Willebrand, el nivel del factor de Von Willebrand es bajo, o esta proteína no funciona como debería.
"El factor de Von Willebrand en la sangre se adhiere a pequeñas células sanguíneas, llamadas plaquetas, y las ayuda a aglutinarse, como un pegamento, para formar un coágulo en el sitio de la lesión y detener el sangrado", apuntan desde la revista médica 'CDC'.
En el caso de padecer este trastorno del sangrado y si se produce una herida, puede desembocar en un sangrado abundante, difícil de detener. En último caso, el sangrado puede ser lo suficientemente grave como para dañar los órganos internos y las articulaciones del paciente. Por eso, la vida del paciente puede correr serio peligro.
Como en la mayoría de enfermedades, hay varios síntomas que pueden alertarnos en nuestro día a día de padecer este trastorno del sangrado.
Dependiendo del tipo de grado que se padezca se podrá recibir un tratamiento u otro. Existen píldoras anticonceptivas que pueden regular el sangrado y aumentar los niveles del factor de Von Willebrand. También se pueden administrar medicamentos antifibrinolíticos, atomizador nasal de acetato de desmopresina, tratamiento restitutivo del factor y hasta inyecciones de acetato de desmopresina.