Las mujeres son mucho más propensas a sufrir infecciones de orina que los hombres. Hay cifras que apuntan que tienen hasta cincuenta veces más opciones de padecer alguna patología en el aparato urinario. Y de acuerdo con el documento “Infecciones de las Vías Urinarias y de Transmisión Sexual”, se estima que la mitad de ellas tendrá algún episodio a lo largo de su vida.
“En una encuesta epidemiológica realizada en 2007 a más de 6.500 mujeres en España, casi una de cada cuatro había presentado al menos un episodio de cistitis en su vida; lo cual da idea de la alta prevalencia de este tipo de infección en la práctica clínica habitual del médico de familia”, apunta la doctora Maite Jorge, responsable del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) en un artículo publicado en la web de esta organización.
La respuesta a esta pregunta la hallamos en la propia fisiología femenina. La infección más habitual es la cistitis, que afecta a la vejiga, y en el cuerpo femenino está mucho más cerca del exterior que en el del hombre. Y es que el conducto por el que se expulsa la orina, la uretra, es más corto en la mujer. Mientras que la uretra masculina tiene unos 20 centímetros de largo, la femenina solo se alarga 4 centímetros (incluso de 3 en algunas mujeres). Esto provoca que las bacterias tengan que recorrer una menor distancia hasta la vejiga, que se convierte en un objetivo mucho más accesible en la mujer.
Por otro lado, la fisiología femenina también influye por la cercanía del ano con la uretra. Apenas les separan unos centímetros, con lo que las bacterias anales tienen más facilidad para llegar hasta la uretra. Esto ocurre en el momento de limpiarse después de ir al baño. Por ello, es recomendable hacerlo siempre desde delante hacia detrás.
El riesgo de padecer una infección urinaria también aumenta después de las relaciones sexuales y tras darse un baño si se permanece con el biquini o el bañador húmedos.
En cuanto a los síntomas que anuncian la infección en la vejiga son los siguientes según el CDC (Centros para el Control y la Detección de Enfermedades): dolor o ardor al orinar, sentir la necesidad de orinar a pesar de que la vejiga esté vacía, presencia de sangre en la orina, y presión o retorcijones en la ingle o la parte inferior del abdomen. Cuando se comienzan a sentir estos síntomas, lo más adecuado será acudir al médico, pues si la infección persiste, probablemente haya que tomar antibióticos.
Como hemos visto, las mujeres tienen que poner una especial atención a este problema, especialmente aquellas que son más propensas a padecerlo. Los principales consejos para prevenir las infecciones son los siguientes:
De este modo, las opciones de sufrir cistitis disminuyen considerablemente.