La enfermedad de Parkinson es el segundo trastorno neurodegenerativo más prevalente en la actualidad, según el documento “Abordaje del Parkinson y parkinsonismos”, elaborado por el Ministerio de Sanidad en 2022 y se estima que en 2050, el número de personas con párkinson en España será tres veces mayor.
El texto explica que esta patología y los parkinsonismos “se caracterizan por presentar un síndrome rígido-acinético como signo cardinal de todo el proceso neurodegenerativo”, es decir, son trastornos degenerativos del sistema nervioso central que afectan especialmente al movimiento.
Antes de enumerar los síntomas más habituales de la enfermedad de Parkinson, los cuales pueden confundir a la comunidad médica a la hora de diagnosticar otros trastornos, hay que apuntar que el párkinson es una enfermedad crónica y progresiva. Es por ello que no solo persiste durante mucho tiempo, sino que además es degenerativa y lleva al enfermo a un empeoramiento difícil de detener, puesto que aún se desconoce la causa concreta de que aparezca.
En cuanto a los síntomas principales, el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares de Estados Unidos, señala los siguientes:
Además de estos síntomas principales hay otros que están asociados, como depresión, cambios emocionales, dificultad para tragar y masticar, cambios en el habla, problemas urinarios o de estreñimiento, problemas de la piel, dificultad para dormir, , demencia y otros problemas cognitivos, hipotensión ortostática, calambres musculares y distonía, fatiga y pérdida de energía, y disfunción sexual.
La aparición de estos síntomas en otras enfermedades pueden llevar a un diagnóstico erróneo y que estas terminen siendo consideradas como párkinson. De hecho, tal y como afirman los autores del estudio “The differential diagnosis of Parkinson's disease”, el diagnóstico de la enfermedad de Parkinson “continúa siendo un desafío con tasas de diagnóstico erróneo de hasta el 20-30% en las primeras etapas”.
Respecto a las patologías que pueden confundirse con esta dolencia, en la Clínica Biomédica Ascires explican que “los parkinsonismos atípicos son patologías también neurodegenerativas que, en sus primeras fases, se pueden llegar a confundir con el párkinson. Sin embargo, evolucionan de manera diferente, alcanzan limitaciones motoras con mayor rapidez y no responden de igual forma a los tratamientos”, por lo que aseguran la necesidad de ofrecer un “diagnóstico preciso y precoz de estas enfermedades”.
Estas pueden ser las siguientes:
Además de las expuestas, las cuales suman síntomas a los habituales de la enfermedad de Parkinson, se pueden añadir otras patologías relacionadas con este trastorno. Tal y como exponen el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares antes citado, estas son las siguientes: parkinsonismo arteriosclerótico (causado por varios accidentes cerebrovasculares), parkinsonismo postraumático o síndrome del boxeador golpeado, temblor esencial (afección común que suele ser hereditaria y evoluciona con lentitud), hidrocefalia de presión normal (opresión en el cerebro por un aumento del líquido cefalorraquídeo) y parkinsonismo resultante de otras afecciones (enfermedad de Wilson, enfermedad de Huntington, enfermedad de Alzheimer, ataxias espinocerebelares y enfermedad de Creutzfeldt-Jakob).
Para combatir cualquiera de estas enfermedades, incluida la de Parkinson, es muy importante ofrecer un diagnóstico temprano. En el ya citado documento realizado por el Ministerio de Sanidad se deja muy claro que “se promoverá la identificación temprana de signos y síntomas de la Enfermedad de Parkinson y otros parkinsonismos por parte de todos los profesionales sanitarios, especialmente en Atención Primaria”, a lo que se añade: “las personas con sospecha de Parkinson y parkinsonismos, derivadas desde Atención Primaria, serán atendidos en primera consulta por el neurólogo en un plazo no superior a dos meses”.