El sueño es una función vital tanto para la salud física como para la mental, puesto que no dormir lo suficiente ni con la calidad requerida de manera crónica puede incrementar hasta un 20% la mortalidad y en la mitad de los casos puede derivar en trastornos mentales. Además, la exposición a los ruidos vecinales, a largo plazo, pueden acarrear problemas cardiovasculares.
En un país tan bullicioso como el nuestro, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), más de un 10% de la población -más de 4 millones de personas- padece algún tipo de trastorno de sueño crónico y grave y un 30% -es decir, más de 12 millones- se despierta con la sensación de no haber tenido un sueño reparador o finalizan el día muy cansado. Ello desemboca en un excesivo consumo de medicamentos como puede ser el Dariodexant.
Aunque parezca contradictorio, el silencio puede ser perjudicial ante ciertos tipos de insomnio. La ciencia ha demostrado que el ruido blanco o rosa, los sonidos de la naturaleza y otros tipos de sonidos ambientales son eficaces para conciliar el sueño y mantenerlo durante toda la noche.
Según médicos expertos en los trastornos del sueño, el cerebro está programado para estar más alerta ante ruidos repentinos, como la bocina de un vehículo, el ladrido de un perro o las sirenas de las ambulancias, puesto que pueden indicar peligro. Sin embargo, los sonidos constantes y esperados pueden, en cierto modo, 'ocultar' esos ruidos repentinos, desarrollando un ambiente más propicio para conciliar el sueño.
Dicho entorno sirve también para disminuir el ritmo cardiaco y la presión arterial y, por consiguiente, la sensación de estrés. La ansiedad es, sino el primero, uno de los factores más negativos a la hora de ir a descansar.
Según destaca el estudio del que se hace eco Mundo Deportivo, el ruido blanco es una de las mejores opciones que hay actualmente. Es una clase de sonido que contiene todas las frecuencias dentro del rango de audición humana, reproducidas con la misma intensidad. Este tipo único de ruido se describe a menudo como un sonido estático, similar al de una radio sin sintonizar.
El ruido blanco no es el único sonido que puede ayudar a conciliar el sueño. Algunas personas prefieren el ruido rosa, que contiene más sonidos de baja frecuencia y suele compararse con el sonido de una suave cascada o el susurro de las hojas.
Otros prefieren los sonidos de la naturaleza, como la lluvia, el sonido del cauce de un río o las olas rompiendo en la orilla. Estos sonidos pueden transportarte a un entorno tranquilo y sereno, lo que facilita la relajación.
Por supuesto, es fundamental el volumen. Los expertos recomiendan mantener el mismo por debajo de 50 decibelios, que es más o menos el sonido de una conversación en un tono pausado.
El neurólogo Pablo Vicente Alba, de la Unidad del Sueño del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo (Pontevedra) advierte de que no existe un tratamiento farmacológico curativo, a no ser que la falta de sueño reparador sea consecuencia directa de otras dolencias a las que sí se puede hacer frente a base de pastillas.
Por eso, subraya el doctor, depende en parte de nosotros que nada nos quite el sueño, y eso implica abrazar una vida ordenada y unos hábitos saludables como punto de partida.
"A nivel social y laboral se ha perdido el concepto de que de noche se duerme y se trabaja de día. Hoy está todo liado y no se tiene esto en cuenta", señala este especialista, que se refiere no solo a los trabajos nocturnos sino también al ocio, tan asentado en las horas en las que ya no hay luz solar.