Los trastornos del sueño afectan a la salud y "suponen un desafío para la salud pública, ya que aumentan el riesgo de enfermedad cardiovascular y de desarrollar Alzheimer en el futuro", según ha advertido la doctora Carmen Bellido, investigadora y Coordinadora del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales en el Hospital de Castellón.
Así se ha pronunciado durante el encuentro informativo 'El sueño, pilar del bienestar social. Talento científico en campo del sueño', organizado por Europa Press e Idorsia. "Más del 80 por ciento de los adultos con problemas del sueño tienen otros trastornos mentales o físicos asociados (como diabetes e hipertensión), y siempre hemos pensado que el sueño era un fenómeno secundario a esos trastornos, pero en las últimas tres décadas hemos visto que la mala calidad del sueño es un factor de riesgo de mortalidad por todas las causas", ha detallado Bellido, para aclarar que las personas con patrones de sueño más saludables controlan mejor los factores de riesgo cardiovascular.
Por eso, la experta ha incidido en la importancia de incluir el sueño en las estrategias de prevención de enfermedad cardiaca, y llama a los sanitarios a preguntar a sus pacientes sobre cuántas horas duermen; si ese sueño ha sido continuo; si ha sido profundo; así como la eficacia de ese sueño, es decir, si no sienten somnolencia al día siguiente. En este sentido, ha puesto de manifiesto que cuando se modifica el tiempo de sueño, se baja la presión arterial y disminuyen los mecanismos inflamatorios relacionados con la enfermedad cardiovascular.
Además, también hay una relación entre la falta de sueño y el aumento del apetito, por lo que el insomnio influye directamente en el riesgo de padecer obesidad. "La gente que duerme menos de lo recomendado tiene un 55 por ciento más de probabilidad de ser obeso y, de hecho, dormir menos de 4 horas diariamente eleva un 73 por ciento el riesgo de ser obeso", avisa la doctora.
En lo que respecta a salud laboral, Bellido ha advertido de la alta incidencia de los trastornos del sueño en las personas que trabajan a turnos, que suponen entre un 20-30 por ciento de la población activa. "Hay una relación bidireccional entre sueño y trabajo: los accidentes de trabajo mortales suelen ser accidentes de tráfico, y el 30 por ciento de los mismos se producen por somnolencia. Además, las personas que duermen mal están más irritables en el trabajo y, por otro lado, el trabajo también puede repercutir en el sueño", ha señalado la experta en salud laboral.
En relación con el trabajo, también ha alertado de que "nadie duerme 8 horas de lunes a viernes", lo que supone un factor de riesgo para el envejecimiento prematuro. "Se calcula que dormimos una hora y media o dos horas menos que el siglo pasado", apunta. Por ello, llama a realizar intervenciones que mejoren la calidad del sueño a largo plazo para disminuir el número de eventos cardiovasculares, así como las demencias.
Por su parte, la presidenta de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, Ana González Pinto, se ha centrado en las repercusiones del insomnio sobre la salud mental. "El insomnio no tratado puede llevar a depresión y ansiedad, por lo que el sueño es un criterio diagnóstico de varias enfermedades mentales", comenta. Además, tal y como ha recordado, las personas con una enfermedad como depresión o ansiedad, cuando se curan, "puede que tengan insomnio persistente". Esto implica que tendrán más problemas cognitivos, más problemas cardiovasculares y más diabetes.
Por otro lado, Inés Moreno, investigadora Ramón y Cajal en Enfermedades Neurodegenerativas, CIBERNED, IBIMA, y Universidad de Málaga, Inés Moreno, ha profundizado en la relación entre sueño y cerebro y cómo esta afecta al envejecimiento. "La falta de sueño afecta a la cognición, aumentando los problemas para aprender y recordar lo aprendido, según experimentos en animales", ha introducido.
En este sentido, destaca que el sueño es un factor modificable donde es posible intervenir para evitar el desarrollo de otras comorbilidades que podrían llevar a un envejecimiento más rápido. Su calidad puede estar mediada por sufrir insomnio o apnea del sueño. De hecho, según la investigadora, estas personas tienen un 40 por ciento más de riesgo de padecer demencia.