La apnea del sueño es un trastorno que no siempre es sencillo de detectar. Se puede deber a múltiples factores y, generalmente, es necesaria otra persona para observar si se dan algunos síntomas mientras el afectado duerme. Esto será clave puesto que, de no tratar esta enfermedad, estará expuesto a peligros y riesgos que pueden afectar gravemente a su salud.
Tal y como el Ministerio de Sanidad explica, “el síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS) se produce por la oclusión intermitente y repetitiva de la vía aérea superior durante el sueño, lo que origina una interrupción completa (apnea) o parcial (hipopnea) del flujo aéreo”.
Es decir, las personas que lo padecen experimentan una detención repentina de la respiración mientras están durmiendo. Esto les afecta con una peor calidad del sueño y la aparición de síntomas a partir de los cuales deberán sospechar. Según Mayo Clinic, los más destacados son los siguientes: “ronquidos fuertes, episodios en los que se deja de respirar al dormir, jadeos cuando se respira durante el sueño, despertarse con la boca seca, dolor de cabeza por la mañana, problemas para mantenerse dormido, sensación de sueño excesiva durante el día, dificultad para prestar atención e irritabilidad”.
Cuando se repiten estos síntomas, es hora de acudir a un especialista para comprobar si se está padeciendo este trastorno del sueño, ya que llevan unidos riesgos que no se deben pasar por alto. Desde ResMed, especialistas en el tratamiento de la apnea del sueño, señalan los principales peligros asociados:
No todo el mundo está igual de expuesto a este trastorno, sino que existen unos factores que aumentan el riesgo de padecerlo. Según el National Heart, Lung and Blood Institute de Estados Unidos, esos factores son los siguientes:
Otras afecciones médicas como una insuficiencia cardíaca, un accidente cerebrovascular, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) o la miastenia grave.