Las personas tenemos dos vías de entrada para respirar, pero solo una está creada especialmente para esta misión. Por lo tanto, a la pregunta de si es mejor respirar por la nariz o por la boca, la respuesta es clara, ya que únicamente la primera de ellas es capaz de detener los elementos patógenos que llegan a nuestro organismo a través del aire.
A lo largo del día, una persona respira un promedio de 12.000 litros de aire y, como se puede adivinar, su calidad dista de ser la más adecuada para el cuerpo humano. Es decir, por nuestras fosas nasales y por nuestra boca entran todo tipo de partículas: desde bacterias y virus, hasta polvo, polución y esporas de hongos.
Esos patógenos pueden poner en riesgo a nuestro organismo, de modo que este debe defenderse poniendo trabas a su entrada. Y el único lugar donde contamos con las defensas adecuadas es en la nariz. Allí tenemos una especie de pelitos llamados cilios que son los encargados de detener las citadas partículas para expulsarlas posteriormente con la mucosa.
Por su parte, la boca no dispone de ningún elemento de seguridad frente a los patógenos presentes en el aire. No en vano, su principal función es la de ingerir alimentos y precisamente para este cometido sí que cuenta con defensas. Si bien es cierto que hay ocasiones en las que hemos de respirar por la boca cuando sufrimos congestión nasal o algún problema respiratorio de mayor importancia, conviene aspirar el aire siempre por la nariz, ya que de ese modo estaremos protegiendo nuestro cuerpo.
Como acabamos de apuntar, la primera de las ventajas de respirar por la nariz en lugar de por la boca es filtrar las impurezas que transporta el aire, pero no es la única.
Al tratarse de una acción innata en la que no solemos poner atención se suele dar el caso de que no “respiremos bien”. Por esa razón, conviene hacer ejercicios de respiración diariamente, ya que de ese modo acostumbramos al aparato respiratorio a funcionar de la manera más beneficiosa para el bienestar de nuestro organismo.