El ayuno intermitente sigue bajo la lupa de los investigadores, para determinar sus consecuencias para la salud. Una nueva investigación realizada por el Intermountain Health, de Estados Unidos, ha concluido que el ayuno intermitente, especialmente cuando se realiza durante décadas, puede añadir protección adicional contra las complicaciones COVID-19 relacionadas con el corazón, en personas con antecedentes de cardiopatías.
"Ya sabemos que el ayuno regular durante largos periodos de tiempo puede mejorar la salud en general y aquí hemos descubierto que también puede conducir a mejores resultados en pacientes con COVID-19 que requirieron un cateterismo cardíaco --explica Benjamin Horne, director de epidemiología cardiovascular y genética en el Intermountain Health--. El ayuno intermitente no impedirá necesariamente que se produzca un evento cardiaco, pero puede evitar que alguien desarrolle insuficiencia cardiaca después".
En el estudio, los investigadores examinaron a los voluntarios que se inscribieron en el registro INSPIRE, que habían sido sometidos a cateterismo cardíaco entre febrero de 2013 hasta marzo de 2020. De ese grupo, 464 pacientes habían sufrido covid entre el 6 de marzo de 2020 y el 8 de abril de 2022, de ellos, 135 informaron que ayunaban rutinariamente - en promedio durante 42,7 años.
Los investigadores, que han presentado sus resultados en la conferencia nacional del American College of Cardiology / World Heart Federation, encontraron que aquellos que practicaban el ayuno intermitente tenían una menor tasa de hospitalización relacionada con la insuficiencia cardíaca, complicaciones y muerte que los pacientes positivos de COVID-19 en el estudio que no ayunaban.
"Estos resultados demuestran que el ayuno intermitente a largo plazo y con baja frecuencia puede ayudar a prevenir la insuficiencia cardíaca, incluso en pacientes que ya tienen COVID-19 y problemas cardíacos", afirma Horne.
Los cardiólogos y vasculopatólogos del Intermountain Health han tenido la oportunidad de estudiar de cerca esta cohorte específica de ayunadores de larga duración porque una gran parte de sus pacientes ayunan regularmente por motivos religiosos.
Casi el 62% de la población de Utah pertenece a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, cuyos miembros suelen ayunar el primer domingo del mes sin comer ni beber durante dos comidas consecutivas.
Por ello, el doctor Horne subraya que los participantes en el estudio no son pacientes que ayunan como parte de una dieta de moda. El periodo más corto de ayuno de un participante fue de siete años; el más largo, de 82.
Añade que se necesita más investigación para entender por qué el ayuno intermitente se asocia con mejores resultados COVID-19 en pacientes que ya están siendo tratados por enfermedades del corazón, pero dijo que es más probable debido a una serie de formas en que afecta al cuerpo.
Por ejemplo, el ayuno reduce la inflamación, sobre todo porque la hiperinflamación se asocia con malos resultados COVID-19. Además, tras 12 o 14 horas de ayuno, el organismo pasa de utilizar la glucosa de la sangre a las cetonas, que pueden mejorar la función cardiaca.
Otro beneficio potencial es que el ayuno intermitente favorece la autofagia, que es "el sistema de reciclaje del organismo que ayuda a éste a destruir y reciclar las células dañadas e infectadas", explica.
En cualquier caso, Horne insiste en que quien quiera plantearse iniciar una nueva práctica de ayuno debe consultar antes a su médico, sobre todo si es anciano, está embarazada o padece afecciones como diabetes, enfermedades cardiacas o renales.