Las personas que siguen dietas cetogénicas, bajas en carbohidratos y altas en grasas, también conocidas como keto, podrían tener un mayor riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular como anginas de pechos o accidentes cerebrovasculares.
Es lo que sugiere un estudio, dirigido por científicos de la Universidad de Columbia Británica en Vancouver, y presentado en el Congreso Mundial de Cardiología, que tiene lugar en Nueva Orleans (Estados Unidos).
"Nuestro estudio encontró que el consumo regular de una dieta autoinformada baja en carbohidratos y alta en grasas se asoció con mayores niveles de colesterol LDL, o colesterol ‘malo’, y un mayor riesgo de enfermedad cardíaca", señaló la doctora Iulia Iatan, especialista en prevención cardiovascular en la Universidad de Columbia Británica en Vancouver.
“Hasta donde sabemos, nuestro estudio es uno de los primeros en examinar la asociación entre este tipo de patrón dietético y los resultados cardiovasculares”, subrayó.
Para llevar a cabo el estudio, se analizaron los datos de la ingesta diaria de calorías y niveles de colesterol de 70 684 personas del Biobanco de Reino Unido. De estos, seleccionaron a 305 participantes que seguían una dieta similar a la cetogénica y los compararon con 1220 personas que no comían de esta manera.
Durante los 12 años que duró el seguimiento, el 9,8% de las personas que siguieron una dieta similar a la cetogénica sufrieron un episodio cardíaco grave, en comparación con el 4,3% del otro grupo.
Además, hallaron que los seguidores de esta dieta tenían los niveles más altos de colesterol LDL, o colesterol malo, y apolipoproteína B, una proteína que ayuda a transportar la grasa y el colesterol.
La dieta keto, que se ha relacionado con los nombres del jugador de baloncesto LeBron James y la modelo Adriana Lima, promete una pérdida de 2 a 3 kilos a la semana.
Es un plan de alimentación que reduce excesivamente los carbohidratos, aumenta el consumo de grasas y modera la ingesta de proteínas, buscando generar en el cuerpo una situación de cetosis similar a la que se produce en una situación de ayuno.
En este estudio, advierten que las personas que deciden seguirla “deben ser conscientes de que hacerlo podría conducir a un aumento en sus niveles de colesterol LDL”, por lo que para los investigadores se debe consultar a un profesional, controlar el nivel de colesterol y tener en cuenta otros factores de riesgo de las enfermedades cardíacas o de los derrames cerebrales, como la diabetes, la presión arterial alta, la inactividad física o el tabaquismo.
No obstante, reconocen que no todo el mundo responde de la misma manera a una dieta baja en carbohidratos y “las concentraciones de colesterol de algunas personas concentraciones de colesterol de algunas personas pueden permanecer igual o disminuir, dependiendo de varios factores subyacentes”.
“Existen diferencias interindividuales en la forma en que las personas responden a este patrón dietético que aún no entendemos por completo. Uno de nuestros próximos pasos será tratar de identificar características específicas o marcadores genéticos que puedan predecir cómo responderá alguien a este tipo de dieta”, indican.
Entre las limitaciones del estudio, admiten, está que “los participantes proporcionaron información dietética en un solo momento, lo que debe tenerse en cuenta al interpretar los hallazgos”. Además, “los cuestionarios sobre el consumo de alimentos pueden ser inexactos”, aunque, dicen, se validaron.
Por último, añaden: “Debido a que el estudio fue observacional, solo puede mostrar una asociación entre la dieta y un mayor riesgo de eventos cardíacos importantes, no una relación causal”.
Aun así, Iantan insiste en que los hallazgos “merecen más investigación en estudios diseñados prospectivamente”.