El glaucoma es una enfermedad silenciosa que no avisa. Inicialmente afecta a lo que se conoce como la visión periférica, por lo que rara vez se detecta a tiempo, pero en estado avanzado provoca ceguera. ¿Qué lo causa?
El glaucoma es la segunda causa de ceguera en España. Puede aparecer en cualquier edad, desde bebes hasta ancianos, y rara vez se manifiesta con síntomas en sus inicios, por lo que solo es detectable a tiempo a través de exámenes oftalmológicos. Si se pilla cuando todavía no está muy desarrollada la enfermedad, se puede prevenir la pérdida de visión. Por el contrario, la vista perdida es irrecuperable.
El glaucoma es una enfermedad que puede dañar el nervio óptico (que envía las imágenes al cerebro), por lo que causa un daño progresivo en la retina y a veces pérdida de la visión.
El humor acuoso que se produce de manera constante en el ojo se acumula en vez de drenarse en los pacientes con glaucoma, y causa lo que se conoce como presión intraocular, es decir, un aumento de la presión en el ojo. Esto es lo que hace que se dañe el nervio óptico.
No obstante la causa del glaucoma crónico, el más frecuente, no está clara a día de hoy, por lo que no existe una cura como tal. Sí hay fármacos que ayudan a reducir la presión intraocular y por tanto pueden frenar el desarrollo de la enfermedad y prevenir la pérdida de visión.
Si bien en sus comienzos el glaucoma solo se detecta mediante un examen médico completo, dilatando las pupilas, cuando la presión intraocular aumenta considerablemente con el paso del tiempo la enfermedad se puede manifestar.
Este se manifiesta mediante visión borrosa, dolor intenso en el ojo, mareos, dolores de cabeza, náuseas, o cuando vemos colores extraños alrededor de las luces. También se puede enrojecer el ojo.
El glaucoma se puede detectar mediante exploraciones oftalmológicas, idóneas a partir de los 20 o 25 años de edad. El médico hará un examen completo de la vista con dilatación de pupilas, para medir la presión ocular, revisar el ángulo de drenaje y analizar el nervio óptico.
Además, se realiza una prueba de visión periférica, es decir, lateral, y se mide el espesor de la córnea.
Aunque no existe una cura, la pérdida de visión se puede prevenir si el glaucoma se detecta en etapa temprana. Después de su diagnóstico, el tratamiento consiste en el uso de gotas para los ojos recetadas por un oftalmólogo que disminuye la presión en el ojo.
También se puede disminuir la presión en el nervio óptico mediante láser.
Por último, si lo anterior no funciona, se puede hacer una cirugía que ayuda a drenar el líquido del ojo que causa esa presión intraocular.