Este invierno estamos viviendo una temporada de muchísimas enfermedades de vías respiratorias, más que en las anteriores. La incidencia de este tipo de patologías está por encima de la presentada antes de la pandemia tanto en niños como adultos y los resfriados se están prolongando más de lo que estábamos acostumbrados. ¿A qué puede ser debido esto y cómo podemos aliviar los síntomas?
"Hemos sufrido una variedad de virus que han coincidido en un periodo que habitualmente no les correspondía. El Virus Respiratorio Sincitial (VRS), que ya tuvo un pico antes de verano, ha repuntado en otoño, uniéndose a la gran incidencia de rinovirus, de gripe, y a la persistencia de una alta incidencia de COVID-19", explica el doctor Luis Jiménez Ferreres, del Servicio de Otorrinolaringología Hospital Universitario San Rafael de Madrid, a Infosalus.
Se habla del concepto de "deuda inmunitaria" que postula que, ante la ausencia de otros virus por la predominancia del COVID-19 durante los años anteriores, y por el uso de mascarillas, no hemos adquirido inmunidad natural frente a estos virus, y tampoco frente a la gripe, que se espera que también tenga mayor afectación este año, según avisa. "Nuestros últimos contactos con los virus fueron en el 2019 y la inmunidad natural decae con el tiempo. Por esta falta de contacto hemos generado poca inmunidad y tenemos más susceptibilidad de enfermar", mantiene este experto.
Así, preguntado por la congestión nasal, uno de los principales, o mejor dicho, más latosos síntomas, de los cuadros respiratorios, el doctor reconoce a Infosalus que su duración puede ser muy variada, dependiendo de la causa: "Un catarro común por rinovirus tiene una duración entre 7-10 días, aunque la clínica puede llegar a 3 semanas. Si es por gripe suele tener mayor clínica, sobre todo fiebre, y una duración mayor".
La mejor ayuda es la prevención con frecuentes lavados de manos y evitar el contacto directo con otros pacientes infectados, siendo esto último muy difícil si no imposible, reconoce este especialista del Hospital San Rafael de Madrid.
Es por ello por lo que, según continúa, una vez que tenemos una congestión nasal instaurada, si no es alérgica, o de otra causa identificada y que tenga un tratamiento específico, lo más adecuado y menos agresivo, es ayudar a los mecanismos naturales de limpieza nasal: "Para ello debemos realizar lavados nasales, mantener un ambiente húmedo, con un humidificador, aerosoles o vahos, especialmente si vivimos en una región con un clima seco".
Otras terapias populares como beber bebidas calientes o infusiones ayudan por el efecto vasodilatador, según destaca, y más que por el efecto antiinflamatorio del contenido de la infusión, como podrían ser la cúrcuma o el jengibre. "La miel tiene un leve efecto en la tos, pero nada más y no se debe dar a niños menores de 1 año", avisa este especialista.
Preguntado concretamente sobre si son buenos los lavados nasales con suero fisiológico o es mejor con los espráis de agua de mar, el doctor Luis Jiménez Ferreres aclara que los lavados nasales ayudan en general a limpiar de restos y de mucosidad la cavidad nasal de una forma mecánica.
"Además, la salinidad favorece la descongestión. El efecto mecánico probablemente sea el más efectivo, pero los sueros hipertónicos descongestionan más, y los oligoelementos y minerales que aportan el agua de mar, u otras aguas termales, puede que ayuden a mejorar la función de limpieza propia de la mucosa nasal", apunta este experto.
Por otro lado, ve con buenos ojos usar vapores de eucalipto y de mentol: "El mentol tiene un efecto refrescante, y con ello hace que nos encontremos mejor. El eucalipto tiene propiedades mucolíticas, antiinflamatorias y fluidifican la mucosidad facilitando su expulsión".
Ahora bien, en cuanto a la aplicación de ungüentos de mentol o de eucalipto, este doctor advierte de que, al igual que los vahos con estas sustancias, su aplicación en el pecho o en el cuello no ayuda con los mocos o con la tos, si bien afirma que mejoran el sueño en los niños y en los adultos. "Como efecto secundario pueden irritar la piel y los ojos", avisa.
Por otro lado, y cuestionado sobre qué solemos hacer mal en cuanto a descongestionar nuestra nariz en caso de catarro y de moco muy denso, indica que, dado que el problema de la obstrucción nasal es una sensación muy incómoda, y no tenemos paciencia para esperar a que pase la sintomatología, el paciente suele utilizar directamente espráis descongestionantes nasales que son de fácil adquisición.
"Estos ayudan de manera inmediata pero no deben de usarse más de 3-4 días porque tienen efecto rebote, es decir, que cada vez necesitamos más dosis de medicamento y, además, provocan adicción con posibles efectos secundarios", alerta el doctor Jiménez.
Sobre cuáles pueden ser los peligros del empleo del humidificador, este experto señala que en las zonas de clima seco son muy útiles, dado que una nariz seca es más proclive a sangrar.
"La humedad favorece la ventilación nasal al mejorar el estado de la mucosa. Salvo en situaciones muy puntuales como alergias que se ven favorecidas por la humedad, son recomendables, pero siempre hay que mantenerlos limpios y en buen estado siguiendo las instrucciones que vienen con ellos", subraya este otorrinolaringólogo.
En cuanto a las posibles complicaciones que pueden derivarse de una congestión nasal mal resuelta, el doctor Jiménez indica que todas las congestiones de origen vírico, y que suponen el 95% de los casos, son autolimitadas, es decir, que se resuelven por sí mismas, y no dejan complicaciones.
"En cualquier caso, la obstrucción nasal puede favorecer la aparición de otitis o sinusitis al no ventilar estas cavidades. O derivar en infecciones pulmonares", mantiene el doctor Luis Jiménez Ferreres, del Servicio de Otorrinolaringología Hospital Universitario San Rafael de Madrid.
Aconseja con ello consultar con un especialista cuando la congestión esté acompañada de otros síntomas como la fiebre, la cefalea, o el dolor de cabeza, que puedan sugerir una sinusitis u alguna complicación. "En general, la gripe tiene una clínica más acentuada con fiebre más alta, escalofríos, dolor muscular y malestar. En estos casos debemos acudir a recibir atención médica. La atención especializada alérgica, otorrinolaringológica, dependerá de los síntomas, de la repetición de los cuadros de obstrucción, o de su cronicidad", agrega.