Los problemas de ansiedad no son fáciles de gestionar ni para quien los sufre ni para su pareja, y es que a veces queremos ayudar, pero no sabemos cómo.
Es muy duro que tu pareja reaccione de forma distante o borde a raíz de la ansiedad, que no acepte tu apoyo y prefiera estar sola, que saque lo negativo de todos los planes que propones, que no tome decisiones que afectan a la pareja por miedo a la incertidumbre y, sobre todo, que no pida ayuda profesional cuando es lo que mejor para su salud mental.
Estas dificultades pueden dar pie a comentarios que hacen más mal que bien. Por eso, si tu pareja ansiedad y quieres ayudarle o simplemente necesitas desahogarte, lo mejor es evitar las siguientes frases hirientes.
La ansiedad generalizada no es cuestión de actitud, es un problema psicológico que puede gestarse durante años y que cambia por completo tu manera de sentir, de pensar y de actuar.
La ansiedad no te la provocas tú a propósito porque nadie quiere sentirse así. Tampoco está “solo en la cabeza”, sino que se materializa en síntomas físicos como sudores, eccemas, dolor, problemas gastrointestinales y un largo etcétera. De todos modos, que solo haya síntomas psicológicos no significa que la ansiedad sea menos grave.
Aunque estés intentando relativizar, con esta frase acabas culpando a tu pareja. Quizá para ti el problema es una tontería, pero para la persona con ansiedad es un mundo. Llamándole “exagerado/a” no vas a hacerle cambiar de opinión.
La positividad tóxica no es la solución a todos los problemas de la vida. Hay que ser menos catastrofista, claro que sí, pero no podemos pretender que alguien con ansiedad pase de un extremo a otro con una simple frase.
De nuevo, con la frase “no es para tanto” estamos culpabilizando a nuestra pareja y haciéndole sentir exagerada. A mayores, la relajación muscular y la respiración diafragmática son técnicas que no funcionan a todo el mundo y que, por otro lado, hay que saber realizar para aliviar la ansiedad. No basta con relajarte o respirar para que se te pasen todos los males.
De nuevo, la persona no elige experimentar ansiedad. La tendencia a la rumiación es incontrolable y muy molesta.
En primer lugar, no busques culpables, sino responsables. En segundo lugar, la responsabilidad es multifactorial, es decir, los problemas de pareja no surgen solo por la ansiedad. Probablemente existen otros muchos motivos que tenéis que hablar en vez de echar balones fuera culpando a una emoción. En tercer lugar, metiendo miedo y amenazando con romper no se solucionan los problemas, sino que aumenta la ansiedad.
Si quieres ayudar a tu pareja no le pongas etiquetas humillantes como “pesado”, “egoísta”, “infantil”, “inmaduro”, etc.
No es cierto. Hay una frase que uso en consulta: sufre lo mismo el que se ahoga en la orilla del mar y el que se ahoga en medio del océano. Con esto quiero decir que los problemas menores pueden generar mucho malestar y no es justo machacar a tu pareja por preocuparse por ellos.
La ansiedad no se te pasa ni se evita, sino que aprendes a gestionarla de forma sana. Para ello, no basta con hacer yoga o cualquier otro deporte, pues cada persona es un mundo. Tampoco hay que recomendar salir de fiesta como si eso fuese una pastilla mágica, pues hay gente que se agobia y luego lo pasa peor.
Si quieres ayudar a tu pareja, lo mejor que puedes hacer es escucharle, permitirle que se desahogue sin invalidar sus emociones, preguntarle abiertamente qué puedes hacer por ella, respetar su espacio, animarle a pedir ayuda profesional en los momentos de lucidez, interesarte por sus aficiones, realizar actividades agradables que le gusten a ella y no solo a ti, fomentar el apoyo social de su familia y amigos con quedadas tranquilas y, sobre todo, alegrarte cuando sea independiente.